miércoles, noviembre 30, 2005

Al revés

Hoy he querido coger la dirección errónea, el carril equivocado, el sentido opuesto.
Me he atrevido a decir palabras que no me pertenecen. Y a escuchar otras que no me correspondían.
Hoy he visto el cielo en el suelo, el sol saliendo por mis zapatos, las nubes en mis tobillos.
Mirando hacia arriba he encontrado huellas. Huellas que me perseguían y a punto han estado de pillarme.
Hoy el azul era rojo. El blanco, negro. Y el amarillo, marrón.
Las miradas salían de las bocas, los besos se respiraban, los abrazos se esnifaban.
El frío me ha abrasado y el calor me ha dejado helada.
Los gritos se han convertido en silencio. El eco era respuesta de la mudez.

A veces, coger la dirección equivocada es todo un reto. A veces, un acto de valentía.
No nos engañemos. Otras, una insensatez.


martes, noviembre 29, 2005

Para el buen humor

Me acabo de enterar que en una universidad de Estados Unidos han descubierto que hay comidas que no sólo nos impiden caer en estados depresivos, sino que logran que mantengamos el buen humor.

Esto, por lo visto, se debe al triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina (un neurotransmisor relacionado con la autoestima y la sensación de bienestar). Parece ser que el tal triptófano, una proteína que el cuerpo no puede producir, podría reemplazar, ingerido por medio de algunos alimentos, a los antidepresivos. ¡No está mal!

Pues bien, ahí va la lista:

- CARNE ROJA: El hierro que aportan 85 gramos impide el decaimiento.

- DÁTILES: Fuente de zinc, que es un fantástico antioxidante natural.

- LECHE: A todas sus vitaminas le suma la presencia de triptófano.

- VINO: Tiene compuestos fenólicos similares a los del chocolate.

- CHOCOLATE: Incrementa la producción de serotonina.

- HUEVOS: Las yemas aportan colina, un potente neurotransmisor.

- NUECES: Alta dosis de selenio, que estimula el buen humor.

- QUESO: aporta lisina, vinculada a la alabor de neurotransmisores.


Y ahora que ya sabemos los ingredientes gastronómicos que nos ponen de buen humor, ¿qué otras cosas te suben a ti la moral... fuera de la mesa?

lunes, noviembre 28, 2005

IPC

Correo electrónico tempranero de mi amigo P: "¿Te has enterado de la noticia del día? Quieren sacar del IPC la leche fresca y el vacuno para cambiarlo por los preservativos y las operaciones de cirugía estética. No he leído la noticia con detalle pero es llamativo el asunto".

Mi respuesta: "Ya lo he visto esta mañana en el periódico. Si a lo largo del día no se presenta la inspiración, hablaré de ello en mi blog".

Y como la inspiración no se ha sentado hoy en mi mesa, aquí estoy, hablando de cómo las operaciones de cirugía estética o los preservativos le han quitado el puesto a la mismísima leche, a la leche de toda la vida sí (esa de la que se dice blanca y en botella, vaya), o a la carne de vacuno, tal vez por alguna mala influencia de aquella horrible enfermedad de las vacas locas de la que ya no se habla, más que nada porque ahora estamos entretenidos con los pollos.

Pero está claro que si los usos de los españolitos (o sea, de todos nosotros) van cambiando, es lógico que el IPC también. O mejor dicho, que los productos que marcan ese índice vayan cambiando. Que es a gracias a los preservativos, pues me parece muy bien. Buena señal. No tan bien me lo parece el tema de las operaciones de cirugía. No tan buena señal.

Además, ese es el titular. Junto a esos dos productos (¿las operaciones de cirugía son un producto?), conviven otros como el salmón ahumado, los ajos, las gominolas, los potitos o los cacahuetes. Pero claro, la noticia no hubiera sido la misma si leemos: "Los ajos y los cacahuetes sacan del IPC a la leche y al vacuno". Hombre no, queda mucho mejor lo otro.

Lo único preocupante es que si el IPC marca el precio de la vida (y a ninguno nos interesa que la vida se encarezca) sólo falta que no podamos comer ajos, tengamos que abandonar las gominolas y los cacahuetes, quitemos de la dieta de nuestros bebés los potitos, y por si fuera poco... ¡ahorremos en preservativos!

En este caso... ¿a quién le interesa que el IPC baje?

domingo, noviembre 27, 2005

Besos con sal

Tus pies bailan un tango con mi pasado,
tus cejas son las rejas de una prisión,
tus labios son el fuego por duplicado,
tu olvido es un descuido de mi pasión.

Tu cuello es una rama para colgarse,
tu mente un crucigrama por descifrar,
tu ombligo anda buscando por donde ocultarse,
tu boca es un milagro de la humedad.

Tus ojos son dos gatos por los tejados,
tu nuca un callejón al oscurecer,
tu pelo es el más negro de los pecados,
tus dientes son agentes de Lucifer.

Hembra y señora
que cada hora
cambia de piel,
golfa y decente
dulce serpiente
de cascabel,
flor de alquitrán,
lluvia que llueve,
besos con sal.

Tu lengua sale en todas mis pesadillas,
tus uñas acribillan mi corazón,
tus pechos dicen que eres una chiquilla,
tus muslos saben que eres mi perdición.

Tu piel es una patria para mis manos,
tu vientre un desayuno con vino y pan,
por tu cintura sale el sol más temprano
y se mueve el verano cuando te vas.

Tu pubis es un delta de agua salada,
tu falda… la más corta de Chamberí,
tu risa es una lágrima equivocada,
tu cama se inventó para no dormir.


Si algún día me encuentro a un tío que me escribe una canción como ésta salida del laboratorio Sabina, le juro amor eterno.
Me conformo incluso con la mitad. Aunque entonces el amor tendría fecha de caducidad...

viernes, noviembre 25, 2005

Experimentos léxicos



Me parecen apasionantes los experimentos léxicos que muchos autores han realizado con sus textos. Sobre todo en las décadas de los 60 y 70, en las que abundaron corrientes que pretendían hacer lo que llamaban "literatura de la incomodidad", o lo que es lo mismo, interesantes retos con el uso de la palabra.

Georges Perec fue uno de los que se lo propuso y lo consiguió: escribió una novela policíaca ("La disparition") en la que no aparece ni una sola vez la letra e. Un mérito indiscutible que fue escrupulosamente apoyado en las diferentes traducciones que se hicieron. En la española ("El secuestro") la letra que desapareció del texto fue la a, casi impensable en 300 páginas que tiene el librito.

Unos autores prefirieron escribir libros en los que no aparecía ni un solo verbo; otros, no repetir ni una sola palabra en todo el texto; y quizá el más enrevesado ("Alphabetical Africa", de Walter Abish) logró el más difícil todavía con un libro en el que el primer capítulo sólo tenía palabras que empezaban con a, el segundo con a y b, y así sucesivamente.

A estas horas del día y de la semana me veo incapaz de poner en práctica en mi post del día cualquiera de esos experimentos, pero me encantaría que vuestros comentarios jugaran con alguna técnica como éstas... ¿Quién se atreve?

jueves, noviembre 24, 2005

Ocho mentiras

Las ocho mentiras más escuchadas sobre el matrimonio:

1.- El amor lo puede todo.
2.- Somos almas gemelas.
3.- El sexo no lo es todo.
4.- Contigo, pan y cebolla.
5.- Los hijos unen a la pareja.
6.- El roce hace el cariño.
7.- El amor es ciego.
8.- Al fin solos.

Aunque se me ocurren muchas otras, ¿y a ti?

miércoles, noviembre 23, 2005

Madrileños

El otro día asistí a una conversación formada por personas de diferentes ciudades españolas. Hablábamos de los caracteres tan diferentes de unos y otros, y cómo ciertos tópicos no son otra cosa que realidades.
Obviamente, a los madrileños se nos calificó de chulos.

Somos chulos, sí. Y para muestra, un botón.


Tres ratas están en un bar: una americana, una rusa y una madrileña.

La rata americana pide un whisky, se lo toma de un solo trago, estampa el vaso en la barra, mira a las otras dos ratas, y dice:

- Cuando encuentro una trampa para ratas, salto encima del resorte, cojo el alambre del cepo que baja a toda leche con los dientes, lo muerdo 20 veces para afilarme la dentadura, destrozo la trampa, y me como el queso.

- ¡Coño! - Dicen las otras.

La rata rusa mira a la yankee, pide un vodka, se lo bebe de un trago, rompe el vaso en un rincón, y dice:

- Cuando encuentro una bolsa de veneno para ratas, me lo llevo a casa, lo pongo en el microondas, hago palomitas, y me las como viendo una peli y bebiéndome una cerveza.

- Joder! - Dicen las otras.

Acto seguido, ambas ratas se dan la vuelta, y miran a la rata madrileña. Ésta pide una caña, toma un sorbito, le da una calada al pitillo, las mira, se bebe otro sorbito, deja el vaso, y dice:

- Perdonadme, pero no puedo quedarme a contaros nada... Tengo que ir a casa a follarme al gato.

martes, noviembre 22, 2005

Sin voz

Está claro que la buena salud es uno de los factores más decisivos para nuestra felicidad y que no siempre valoramos en su justa medida. Yo llevo un día (¡y ya me subo por las paredes!) con una simple faringitis que me ha dejado baldada y fuera de juego; con la fiebre justa para sentirme sin ganas de nada; y sin apenas voz para comunicarme con quien quiera oirme.

Tengo la sensación de que cuando nos encontramos mal (aunque sea por un transitorio catarro) es cuando de verdad nos damos cuenta de lo importante que es estar sano. ¡Ay, qué tontos somos y cómo nos gusta complicarnos la vida!

Cuando esta mañana, después de una noche bastante pachucha, no he tenido fuerzas para levantarme, me he propuesto que cada día que me levante me dedicaré una sonrisa por estar sana.

Hoy no termino con pregunta. Hoy sólo digo:

Salud.

lunes, noviembre 21, 2005

Y esto... en el Siglo XXI

Uno de cada tres británicos considera que una mujer no puede quejarse si la violan cuando se ha dedicado a coquetear abiertamente, va vestida de modo indecoroso o se emborracha.

Ése es el resultado de una encuesta encargada por Amnistía Internacional, que obviamente ha suscitado una gran preocupación entre los grupos de apoyo a las víctimas de la violencia machista.

Según el sondeo, una de cada cinco personas cree que la mujer tiene la culpa de que la violen si ha demostrado promiscuidad sexual en el pasado. Aproximadamente el mismo porcentaje considera que si una mujer camina por una zona peligrosa o abandonada y es asaltada sexualmente, ella misma se lo ha buscado, al menos en parte.

Sinceramente, me sigue costando leer o escuchar noticias como estas. No me lo creo. No creo que nadie en su sano juicio pueda pensar así. Pero estoy equivocada: sí existe. Y tanto...

domingo, noviembre 20, 2005

Errores

El otro día, hablando en el trabajo sobre los errores más esperpénticos a los que habíamos asistido, A. contó que hace años se fue a una ciudad andaluza a rodar algún trabajo que tenía pendiente. Cuando lo terminó, se encargó de que la cinta con el trabajo que había que presentar al cliente se quedara en la recepción del hotel donde todo el equipo se alojaba. La dejó en un sobre cerrado con el nombre de la persona a la que iba dirigido (que no era otra que el director general de una importante compañía con una larga trayectoria en el mercado español), ya que lo tenían que ver en unas pocas horas.
En mitad de la noche, recibió una llamada de teléfono. Era su interlocutora comercial (algún escalafón menos que el famoso director general) gritándole que qué era eso que estaban viendo. Que cómo se le ocurría haber hecho eso y que allí todo el mundo estaba con los ojos fuera de las órbitas.
Mi colega no entendía nada de lo que pasaba porque estaba seguro que el trabajo lo había dejado en su lugar correspondiente. Preguntó que que estaban viendo y al otro lado del teléfono escuchó: "Una película porno".
Los pelos como escarpias y supongo que la cara de asombro (por no decir de idiota) más grande del mundo.

A los pocos minutos, se enteró que alguien en la recepción del hotel había cambiado por error los contenidos de los sobres y al director general de su empresa cliente le habían metido una cinta con una peli de esas que ponen en los hoteles como canales de pago.

Todos tenemos anécdotas divertidas de algún error que nos ha dejado sin palabras. ¿Cuál es la tuya?

Mi blog

Me han encantado las palabras que acabo de leer sobre mi blog: "Tu blog me gusta porque es intimista pero sin exagerar, eres natural en lo que manifiestas, sin aspavientos, sin hacer poesía innecesaria ni ficción, es un diario real del día a día de una persona".

Quizá no debería publicarlo porque pueda sonar un poco pretencioso, pero no hay que darle siempre mil vueltas a todo. Simplemente, me apetece. Porque son palabras bonitas que me han llegado al corazón; porque hoy me han vuelto a enseñar que lo bueno está en mí y lo malo en los demás (¿o no era así?); porque me gusta valorar todo lo bueno que tengo a mi alrededor; porque ha tocado terapia; o como dice una marca famosa en el mundo entero, "porque tú lo vales".

Gracias P.


sábado, noviembre 19, 2005

En México

Las autoridades mexicanas se están planteando muy seriamente cambiar a los agentes policiales hombres por mujeres. La razón: dicen que ellas son mucho menos insobornables que ellos.

Hay otros muchos adjetivos que hacen de nosotras MÁS que vosotros.
¿Se te ocurre alguno?

Para mí, las mujeres somos MÁS calculadoras que los hombres. (Hubiera quedado fatal decir que somos más inteligentes, así que opto por un término mucho menos apabullante. Ahora te toca a ti...)

viernes, noviembre 18, 2005

Extrañas Relaciones

Me he enterado de que diversas investigaciones sostienen que a partir de cierto umbral de ingresos el dinero deja de aportar felicidad.

Leo que expertos en el estudio de la relación entre dinero y felicidad (¿de verdad existen esos expertos? ¿dónde trabajan? ¿con qué objetivos?) sostienen que al llegar a unos 8.000 euros anuales de renta per cápita, el dinero deja de dar la felicidad.

No te lo pierdas, que llega la Encuesta Mundial de Valores para decir que felicidad e ingresos aumentan en paralelo hasta los 10.000 euors de ingresos anuales.

Supongo que todos estos expertos y compañías están para no hacerles caso. Claro que el dinero no da la felicidad, pero situar en 8.000 o 10.000 euros ese límite es una idiotez que me ha parecido insultante.

Señores, entérense, la felicidad NO tiene precio. Por cierto... ¿cuánto vale la tuya?

miércoles, noviembre 16, 2005

Escribo

Escribo entre el miércoles y el jueves. Un día que se pierde y otro que llega.
Escribo con la cabeza alta, con la mirada al frente, con las ideas claras, las manos frías y el corazón caliente.
Escribo rápido, como de costumbre. Diciendo lo que pienso y pensando lo que digo.
Escribo sin ganas de equivocarme, sin miedo a las palabras, sin pánico a las miradas.

Hay días de silencios. También hay posts de ausencias.
Hay sonrisas que me buscan, caricias que me esquivan.
Venenos retorcidos donde menos te lo esperas.
Hay letras (no todas bancarias) que se escapan.
Hay momentos. Hay olvidos. Hay recuerdos.

Mañana será otro día y volveré a decir lo que pienso y a pensar en lo que digo.

martes, noviembre 15, 2005

Martes

Obviamente los lunes pasan. El mío, el de esta semana, como un huracán caprichoso arrastrando todo lo que se encuentra a su paso.
Ojalá pudiéramos dar marcha atrás al reloj. Yo lo situaría en el domingo, para no tener que sentarme a escribir pensando en lo que pasó ayer.
A veces la vida es injusta. Otras, insultante.
A veces nosotros somos buenos. Otras, rematadamente imbéciles.

Llego al martes con un montón de piezas que no sé cómo encajar en este puzzle. Ni tan siquiera sé si forman parte de él.
Llego al martes con ganas de domingo. Y lo peor de todo, con cara de idiota.

lunes, noviembre 14, 2005

Lunes

No sé a quién se le ocurrirían pero sin duda estaba de muy mala leche.
Seguro que en su ánimo estaba el amargar el domingo al 90% de la población mundial.

Anda que no quedaba bien la semana que empezara por martes. Martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, martes, miércoles, jueves...

Lunes, maldita palabra. Cómo duelen los dichosos lunes.
...Aunque creo que estoy exagerando un poco. Nunca me han molestado los lunes.

Entonces, ¿no es verdad todo lo que cuentas en esta página? Estás hecha una verdadosa...

En cualquier caso, y a unas pocas horas de volver a comenzar la jornada laboral de cinco días, el lunes no es ni mucho menos un afrodisíaco.
¿Alguien sabe para qué sirven los lunes?

sábado, noviembre 12, 2005

Entre dos

Tierno. Húmedo. Corto o largo. Corto y largo.
Una debilidad como cualquier otra.
Decir sin hablar. Entenderse con los ojos cerrados.
Placer gratuito. Placer.
Burbujas entre los labios.


¿Hay algo mejor que un beso?

viernes, noviembre 11, 2005

Olores

Cojo el ascensor de mi oficina en la planta quinta. Alguien lo para en la tercera. Se sube una chica a la que no conozco de nada.

Ella: Aquí huele a bollo.

Yo: ¿Cómo dices?

Ella: Sí, que aquí huele a bollo. No sé..., como a pastelería. ¿No lo notas?

Yo: Pues no... Bueno, como no sea mi colonia. Es de vainilla.

Ella: Espera, a ver.

Se acerca a mi cuello. Mucho. Mete su nariz literalmente en mi cuello. Si en ese momento hubiera entrado alguien hubiera pensado algo raro.

Ella: Joder tía, ¡qué bien huele!

El ascensor llega a la planta baja. Ella se va corriendo.

Reflexiono mientras me río: En muchas ocasiones me han llamado dulce. ¡¡¡Pero bollo!!!

jueves, noviembre 10, 2005

Cansada

El amor, ¿se encuentra o hay que buscarlo?

La felicidad, ¿te la das o te la dan?

Las penas, ¿nacen en ti o en los demás?

La amistad, ¿es perenne o caduca?

A los amantes, ¿se les ama o se les quiere?

La vida, ¿se disfruta o se consume?

Los sueños, ¿construyen o destruyen?

A los celos, ¿hay que matarlos o fomentarlos?


Puede que tenga algunas dudas. O puede que simplemente esté cansada.
Puede que quiera respuestas. Puede que busque la tuya.

miércoles, noviembre 09, 2005

El mar

- Coge el cepillo de dientes.

- ¿Por qué?

- Porque me apetece ver el mar.


Y llegué a verlo cuando el sol empezaba a olvidarse de sí mismo.



Son esos pequeños momentos por los que merece la pena vivir.

... Aunque la vuelta sea demasiado rápida. Y enseguida el sol deje de brillar.




martes, noviembre 08, 2005

Cuestión de números

Lo dicen las noticias de hoy, "Los españoles pierden fogosidad y hacen algo menos el amor".
Los datos son los siguientes: Los españoles mantienen 105 relaciones sexuales al año, exactamente 5 veces menos que en el 2004. Si hacemos las cuentas, esto sale a casi 9 veces al mes. Para ser del todo exactos, 8,75. O sea, 2,18 veces a la semana.

La misma noticia da a Grecia el puesto de ganador, con 138 relaciones sexuales al año; mientras que el peor lugar es para Japón, con... ¡¡45 veces al año!!, que puestos a hacer cuentas, representa 3,75 veces al mes, lo que es lo mismo que menos de una vez a la semana.

Estos datos vienen avalados por una encuesta de una multinacional británica fabricante de preservativos, que también se mete por otros caminos más tortuosos para concluir que la tasa más alta de infidelidad se la llevan los turcos seguidos por los daneses.

Entre otro montón de datos más o menos relevantes, quizá el más sorprendente es saber que el 15% de los adultos españoles mantiene relaciones sexuales en el trabajo. Así que ya lo sabéis, a partir de ahora, cuando lleguemos a la oficina, habrá que mirar debajo de las mesas. O en el cuarto de las escobas. Ojo si no con el rellano de la escalera.

Por cierto, sólo el 4% afirma practicar sexo todos los días. La respuesta inmediata de todos los que no formamos parte de ese envidiable 4% es que más vale calidad que cantidad, faltaría más... ¿O no?

Lo que nunca haría

Que conste que mi inactividad durante estos últimos tres días no se ha debido ni a una transitoria incapacidad para el blog ni tan siquiera a un ataque de vaguería. Han sido cosas de mi querida Telefónica, que se ha encargado de hacer de las suyas y me ha tenido más de 72 horas sin línea ni conexión a Internet. Y ya van dos en menos de veinte días. Empiezo a pensar que tal vez alguno de sus jerifaltes leyera en estas verdades el piropo que envié a su última campaña de publicidad...
Recuperado el ritmo, hoy no tengo más remedio que volver con una de mis preguntas. Y al que no le guste, que se aguante. Resulta que llevo un rato jugando con mi amigo P. a lo que él llama preguntas filosóficas. Tras una ristra de confesables, se ha atrevido con la siguiente: "¿Qué te gustaría hacer que nunca harías?".
Sinceramente, me parece una pregunta muy difícil de contestar; sobre todo porque no me gusta lo que no hago, o no suelo hacer lo que no me gusta, que viene a ser parecido. Y en cuanto al nunca... menudo término.
Antes de liarme del todo, no tengo más remedio que contestar. Podría decir que tirarme en puenting y así salgo airosa. Pero sería mentir como una bellaca. No porque no lo hiciera nunca sino porque no me apetece en absoluto.
Hablando de tirarse, podría decir que liarme con una mujer. Pero sería otra vez mentir, porque a estas alturas de la película las mujeres no protagonizan mi condicional del verbo gustar.
Las respuestas cada vez se van acortando. No hay tantas. Así que tengo que ser sincera.
Lo que me gustaría hacer y creo que nunca haría sería vender mi alma al diablo para conseguir una cantidad infame de dinero. Que conste que nunca lo haría porque no creo que haya diablo alguno esperándome a la vuelta de la esquina con los billetes preparados...
Tonterías que se piensan, se dicen o se escriben ante esas preguntas filosóficas. Es lo malo de preguntar, pero se aprende tanto...
No salgas corriendo porque ahora te toca a ti: ¿Qué es eso que te gustaría hacer que nunca harías?

jueves, noviembre 03, 2005

Pasado

Hace unos días, inmersa en ese máster vital de que ya os hablé en otra ocasión, tocó repaso de la lección que trata sobre lo poco acertado que es volver al pasado.
El pasado es algo que está ahí, que no hay que tener miedo ni evitar; pero que en la mayoría de los casos no es necesario ensalzar porque no merece la pena.
Al pasado hay que asomarse en todo caso con alegría ("no te entristezcas porque se ha terminado. Sonríe porque sucedió"), y yo diría que casi con descaro. No juzgar ni juzgarnos por lo que pasó o dejó de pasar porque ya... no sirve de nada.
Las puertas que se cerraron, mejor dejarlas tal cual. Y los que decidieron transformarse en sombras, que de esa forma se mantengan.
Como dice el refrán, para atrás ni para coger impulso.
Sólo hay un pero: ¿me lo creo? ¿te lo crees?

miércoles, noviembre 02, 2005

Cosas suyas

Me cantaba Sabina esta mañana:

Lo mejor de los años es que curan heridas.
Lo peor de los besos es que crean adicción.

Y me lo he creído.

martes, noviembre 01, 2005

Cosas que no se acaban

... nunca:

Las letras de las hipotecas.
Los miedos.
Los pesados.
Los cortes publicitarios de las películas.
Los recibos.
El sol.
Las canciones de Georgi Dance.
La esperanza. (No debería acabarse nunca).
El dinero del banco (frente al dinero de nuestros bolsillos).
Las mentiras.
La estupidez. (Me temo).
La luna.
Las ideas.
El deseo. (?)
Las sonrisas.
Las sorpresas.

... Y esas pilas maravillosas que duran, duran, y duran.

¿Algo más?