Ser buena

Hay muchas ocasiones (ésta es una de ellas) en las que pienso que, en el mundo en el que nos ha tocado vivir, hay que ser buenas en muchos ámbitos de la vida. A veces pienso (en este momento) que en demasiados.

Buena hija, buena amiga, buena profesional, buena confidente, buena amante, buena tía, buena compañera de trabajo, buena conductora, buena esposa (?), buena madre, buena conversadora, buena compañera de piso, buena chica, buena animadora, buena en la mesa, buena en el juego, buena espectadora, buena cocinera, buena persona, buena...

Y esto porque el otro día me preguntaron si prefería ser buena o estar buena.

Errores

Es una gozada llegar el lunes a trabajar y encontrarte en el mail del curro con mensajes como este:


Hola,ratón: ¡¡¡¡¡Qqqqq....ffffrrrriiiiioooo!

¿Ya eres libre? ¿Estás mejorrrrr (si es que es posible?) ¿Tienes proyectossss?
Por aquí todo igual,es decir,un muermo. Todo sigue adelante, pero ¡tan despacio!

Te quiero. Besitos


Me encantaría saber quién es ese M.A.P.M. que escribe cosas como esas.
A mi faceta más tierna y peliculera le da pena que sus palabras nunca lleguen a la receptora para quien fueron escritas. Comienzo a imaginar una historia con dos protagonistas...

Las mañanas de lunes son especialmente duras. Hoy, un error de alguien que quiere a un ratón ha logrado que inicie la semana sonriendo. No está mal.

Probadores

He tenido un sueño raro. Pero lo valoro porque lo recuerdo, cosa que no es normal en mí.

He soñado que trabajaba como arregladora de pantalones. Es decir, que me ganaba la vida arrodillada en un probador de señores, cogiendo los bajos y mirando para arriba mientras me decían "un poquito más abajo, por favor Stra. Fernández", "mejor dos dedos más arriba, Stra. Fernández", "no tan alto", "más abajo"...
¡Fíjate si era raro que hasta me llamaban por el nombre!

En mi propio sueño me asombraba de la monotonía de muchos bajos acumulados en una jornada.

Pero cuando me he despertado y me he dado cuenta de la situación, he pensado que los sueños -como la vida- son injustos.
Que hubiera sido mucho más divertido soñar que, en vez de fuera, estaba dentro de esos probadores.

Incertidumbre

Miro en el tercer cajón del mueble que tengo en mi cuarto. Juraría que fue allí donde lo guardé. Hace siete meses. En una caja pequeña de cartón. Atada con un cordel para que no pudiera escapar aunque lo intentara.

Eran días de tener las ventanas abiertas. De esconderse al medio día. Eran días de Madrid vacío y a ratos piscina. Algunas noches me parecía escucharlo en el dulce vaivén de la noche.

Ahora voy a buscarlo. Porque me parece que puedo abrir esa caja, o tirarla, o regalarla, o simplemente dejarla ir. Que no importa. Que ya no suena. Que no me importa. Que no me suena.
¿Qué fue lo que guardé?

¿Fama, dinero o poder?

Hace muchos años, el director de una emisora de radio en la que yo trabajaba, me convocó a su despacho. Ante mi sorpresa, su única intención era hacerme la siguiente pregunta:

¿Qué prefieres: fama, dinero o poder?

En aquel momento dudé para decidirme finalmente por poder. En días como hoy, en los que el teléfono sigue sonando por temas profesionales a las nueve y media de la noche, lo tengo muy claro: dinero.

Elecciones

Dulce o salado
Mar o montaña
Rubias o morenas
Caliente o frío
A la nieve o a la playa
Amor o sexo
Soltero o casado
Estudias o trabajas
Con gas o sin gas
Vas o vienes
Eres o tienes
Por aquí o por allá
Cine o teatro
De letras o de ciencias
Cielo o infierno
Lotería o quiniela
Mentirosa... o verdadosa


¿Qué pasaría si no tuviéramos que elegir?

La ventana

Hay una ventana en mi casa por la que no puedo mirar.
Es una pena porque lo que había detrás merecía la pena, pero hace tiempo que se hizo imposible.
Es fácil abrirla. Tan sólo se necesitan las dos manos.
Pero lo que veo detrás de ella me gusta tan poco que prefiero no mirar.
Ahora, ni entornarla.

Tengo una ventana en mi casa por la que no puedo mirar.
Y es una pena que el aire no entre y me llene de ti.

Mis cinco rarezas

Me pide pijomad que escriba sobre mis cinco rarezas. Y yo, que soy muy obediente, lo hago.

Pero quede claro desde el principio que no me resulta nada fácil. Quizá porque me considero alguien muy normal, muy del montón, sin extravagancias sublimes ni excesos por conseguirlas.
Tal vez si le preguntara a mi madre y a mi hermana sería mucho más sencillo (se pasan la vida diciéndome "pero qué rara eres..."). Pero a la única persona que le he preguntado sobre mis rarezas no ha sido capaz de argumentarme nada en serio. Así que, una vez más, decido tomar las decisiones yo sola.
Además, una cosa son manías y otra muy distinta... rarezas.

Tomo aire y allá voy:

1.- Creo que mis rarezas tienen que ver con los sentimientos. De mi mundo interior o como queramos llamarlo. Por eso la primera que me viene a la cabeza sería la de una cierta capacidad que tengo para abstraerme o aislarme del mundo cotidiano que me rodea. En algunos momentos, cuando todos hablan, cuando todos se ríen, cuando todos coinciden... yo decido "quedarme fuera". No es que no me interese integrarme, es que a veces simplemente no me sale, y supongo que eso hace que alguien pueda verme rara.

2.- Siguiendo con los sentimientos, creo que soy excesivamente sensible para algunas cosas y en cambio puedo mantener la cabeza fría ante otras cosas circunstancias. Una dualidad que estoy segura me convierte de nuevo en rara ante los ojos de los demás.

3.- Me gusta dormir completamente a oscuras, sin que entre nada de luz por la ventana. No lo considero una rareza, ni tan siquiera una manía. Simplemente, me gusta dormir así. Pero son los demás los que me dicen con relativa frecuencia que eso es raro, así que por una vez les haré caso...

4.- El orden. Hay veces en que es raro ser odenada. Yo lo soy. En todos los ámbitos de mi vida.

5.- La última, la dejo entre símbolos de interrogación: ¿Es raro que me gusten las personas completamente diferentes a mí?

Anestesia

Amigo: Acabo de ver a P. y está muy bien el tío. Le he encontrado muy centradito... Yo creo que es por la chica que tiene. Lleva unos meses con una novieta aunque él lo niegue...

Yo: Pero, ¿tú crees que las mujeres centramos a los hombres? (Pregunta maliciosa, muy típica en mí, claro).

Amigo: No, las mujeres nos anestesiáis.

Saber querer

Hace tiempo compartí mi vida con una persona que decía que enamorarse "era una gilipollez".
Fueron además bastantes años escuchando lo que para mí sí que era una gilipollez. En este caso, extrema.
Debí aprender que hay ciertas diferencias que son insalvables. Que esa postura, frente a la mía, era incompatible.

El otro día escuchaba decir a un amigo que una de las responsabilidades mayores que tienen los padres frente a sus hijos es precisamente enseñarles a querer. Pero no descubro nada si digo que no todo el mundo sabe querer. Y que no saber querer es un verdadero problema. Yo diría que una desgracia.

Leo de pasada por algún blog que son difíciles los tequieros. Creo que es el mismo donde ahora pone (aunque parece un mensaje en clave) que más difíciles son los notequieros.
Para mí, que no es difícil ni una cosa ni la otra pero que sobre todo no me asusta lo primero, hoy es impensable compartir ni un minuto de mi vida con alguien que no sepa querer.

Por eso cuando me pongo tonta como ahora y cierro los ojos y pienso y comienzo a soñar y surgen las estrellas y en ellas una sonrisa que me está esperando y me dice ven sólo veo a alguien que mirándome fijamente a los ojos sin miedos ni mentiras sabe decir TE QUIERO.

Ser fuerte

Hasta ahora creía que "Lo que no mata, engorda".

Hace algún tiempo descubrí que no era ésa la frase. Que la correcta era "Lo que no te mata, te hace fuerte".

En ello estoy. En la fortaleza.
Bebiéndomela.

Capricornio

Vida Privada: Debe estar atenta para descubrir las señales que el destino pone en sus manos. No permita que su necesidad de sentirse segura le haga desdeñar una oportunidad poco corriente.
Impulsos pasionales y arrebatadores: su nivel de líbido está en alza y sus relaciones sexuales en estos días serán ampliamente satisfactorias.

Energía: Vive uno de sus mejores momentos del año. Su tono vital es inmejorable y su simpatía le hará destacar en más de una ocasión, ganándose el afecto de propios y extraños sin ningún esfuerzo por su parte.


Otro periódico:

Tu vida personal: Vas a tener la líbido en pleno apogeo, de modo que no te reprimas y date algún homenaje. Tendrás numerosas ocasiones.

Mi consejo: Deja que tu sentido del humor y tu atractivo sexual resplandezcan.


Hay ciertas ocasiones en las que me encantaría ser una frívola...

¿Por qué?

¿Por qué hay ciertas mujeres que cuando son dejadas por sus maridos, novios, parejas, amantes o lo que sea se vuelven tan pesadas?
Mi sentido común me dice que cuando un hombre no quiere estar conmigo, mi único esfuerzo debe ir por el camino del olvido y de la indiferencia. Nunca de la persecución.

¿Por qué se dedican a lanzar mensajes velados y palabras mal escondidas en foros equivocados, que lo único que consiguen es dejarlas en ridículo? ¿Por qué se deciden a acudir a fiestas a las que no han sido invitadas? ¿Por qué insisten? Pero sobre todo, ¿para qué?

¿Qué quieren demostrar? Si fuera psicoanalista, lo analizaría desde un problema del ego y de la autoestima. Pero como no lo soy, simplemente no lo entiendo. NO LO ENTIENDO. Desde mi mirada nada experta, sólo detecto mucha mala leche. Y ganas de molestar, claro.

Esto no es un reproche. Sólo una actitud que veo con cierta frecuencia y que me repatea. Y hoy lo escribo porque nunca quiero verme en ese papel. Para recordármelo a mí misma. Pero sobre todo para no convertirme en una patética.

Libro de instrucciones

Los libros de instrucciones son un rollo. Aunque casi nadie los lee, conozco a alguno que siente debilidad por ellos y se los traga de cabo a rabo.

Pero, ¿por qué nadie se decide a escribir el libro de instrucciones de la vida? ¿tan difícil es? Si vivir es algo que todos hacemos, ¿por qué no nos lo regalan al nacer? ¿no debería ser una obligación? Quizá hasta Zapatero se lo plantee durante esta legislación.

De momento, se me ocurre... ¿por qué no lo redactamos entre todos?
AQUÍ Y AHORA

Hago versus haría

Cosas que hago todos los días:

- Rizarme las pestañas.
- Dormir.
- Besos.
- Comer.
- Sonreír.
- Conducir.
- Escribir.
- Hablar.
- Levantarme pronto.
- Escuchar.
- Querer.
- Sentir.
- Vestirme.
- Jugar.
- Salir.
- Intentar ser feliz.

Cosas que me gustaría hacer todos los días:

- Pestañear.
- Soñar.
- Besos con lengua.
- Comer chocolate.
- Reír a carcajadas.
- Volar.
- Escribir cosas interesantes.
- Entender.
- Levantarme tarde.
- Aprender.
- Hacerlo.
- Hacer sentir.
- Que me desnude.
- Ganar.
- Llegar.
- Serlo.

Rebajas

Tengo que ir a las rebajas.
Me han dicho que este año no me las puedo perder.

Por lo visto, esta temporada están al 50% los cucuruchos de corazón.
A mitad de precio los besos en la espalda.
Con un 10% te llevas las sonrisas de colores.
Y en la súper oferta de 2x1 están las caricias de papel.

Me gustan las rebajas.
Pero no me gustan los saldos.

¿Quién me acompaña?

Conductores

He de reconocer que no soy una conductora agresiva. Que no me altero al volante, que no grito, que no pito en exceso. No recuerdo haber mirado mal a otro conductor en los últimos seis meses.
Pero el otro día algo sucedió.

Al ver que un coche no respetaba su ceda el paso, le pité suavemente. El conductor (género masculino) no hizo otra que sacarme la lengua. Un tipo de más de sesenta, en flamante mercedes (¡cómo no!), con mujer al lado. Me pareció ridículo. Y no sé por qué sacó lo peor de mí. ¿Quién era ese imbécil para sacarme la lengua? Por la mala cara que llevaba, mi instinto de conductora madrileña detectó enseguida que era un amargado, un reprimido, y lo que es peor, un impotente que lo que tenía entre las piernas sólo le servía para darle disgustos. Y quise gritarlo para que se enteraran todos los que estaban en aquella encrucijada de calles.

Como es invierno y hace frío, pensé que bajar las ventanillas y ponerme a gritar no era una buena idea. Por eso decidí quedarme allí parada un buen rato, tapándole el paso, sin dejarle continuar.
Lo más gracioso es que seguía sacándome la lengua, y cada vez más nervioso, haciéndome gestos con la mano de que siguiera mi camino.

La verdad es que aquel conductor deslenguado me sacó de quicio. Pero en cuanto me di cuenta que me servía de inspiración para un nuevo post, sonreí tranquilamente.
Respiré hondo, me relajé... y seguí mi camino.

Dos Caras

Cuando todo termina,
cuando se apagan las luces,
cuando la fiesta llega al final,
tú me recuerdas
que todo vuelve a la normalidad.

Bueno..., casi todo.

coco

Regalos ha habido de todos.
Tradicionales.
Originales.
Imaginables.
Atrevidos.
Sencillos.
Rebuscados.
Intangibles.
Tan grandes que no cabían en los zapatos.
Tan pequeños que he tenido que mirar dos veces.

Reconozco que este año me han gustado todos.


Pero hace unos minutos he descubierto que los regalos también me llegan desde páginas amigas.
Lo que me regala Coco es simpático, atrevido, curioso y muy excitante. Pero sobre todo, lo acompaña con unas maravillosas palabras que prometo tener en cuenta: "Para Luna verdadosa, el bebemás, bebemás, para que no deje nunca de beber sorbos de sueños agitados con un poco de realidad".

A Coco, gracias.
A todos los que me habéis regalado, ídem.
A los que yo regalé, lo mismo.

sms

Me gustan. Recibirlos pero también enviarlos.
Por cualquier motivo. O sin él.
Son pequeños tesoros al alcance de cualquiera. Un puñadito de letras que a veces hacen magia.

Aunque quede claro que yo soy de las pocas que los escriben con todas las letras, tildes, comas y puntos incluidos. ¿Qué se le va a hacer?


La Navidad es una época muy propia para los sms. Esta mañana, leyendo el periódico he descubierto esta lista de los mensajes más originales enviados estas fechas. Ahí va:

- «Felis año nuevo, que tengas un 2006 lleno de bas y brosberidad (berdona, bero es que tengo alergia a la Z y a la P).

- «Última hora: Carod ingresado en coma etílico por ingesta de cava en un intento de mantener las ventas. Borracho perdido ha dicho: ¡Viva España!»

- «Porque tenemos 2006 razones para vivir el 2006 intensamente, feliz 2006!»

- «¡Feliz año dos mil sex!»

- Aviso a toda la población: el simulacro de paz y amor ha finalizado. Guarden los langostinos, insulten a sus cuñados y disuélvanse! Feliz Navidad».

- «Enhorabuena, le informamos que ha sido elegido entre tres millones de usuarios para tirar del trineo de Papá Noel. En breve pasaremos para tomarle medidas de los cuernos.»

- «Vi la felicidad volando y me dijo que iba para tu casa. Le pedí que llamase a la Salud y al Amor y te los llevase. Trátalos muy bien que van de mi parte. Lo mejor para 2006.»

- «Cuando suenen las doce campanadas, cierra los ojos y pide un deseo al Año Nuevo, a esa hora yo haré lo mismo. Mi deseo: ¡Que el tuyo se haga realidad! Feliz Año 2006»

- «En estas fechas quería enviarte algo dulce, cariñoso, sexy, tierno y muy entretenido. Pero lo siento, yo no entro por la pantalla. Feliz Año».

- «Pon tu mano derecha en tu hombro izquierdo y tu mano izquierda en tu hombro derecho. Ahí va mi abrazo.»

- «Al nacer, Dios me dio a elegir entre estar buenísima o tener buena memoria. Por eso te deseo una feliz verbena de San Juan!.»

- «Recuerda: el polvorón en garganta seca es traicionero. Feliz Navidad y que se cumpla el deseo de Miss América: paz mundial. Mientras, disfrutemos de Billy Wilder.»

- \>\<(((:\> \>\<(((:\> Pero mira como beben los peces en el río... Feliz Navidad.


De los anteriores, mi preferido es el de la verbena de San Juan. Pero seguro que tú has recibido/enviado algún otro mucho más divertido. ¿Me lo cuentas?

Instantes

Desde hace ya muchos meses tengo la bonita costumbre de sonreír al ver el sol cuando abro la persiana al levantarme. Quizá es como recuerdo de aquel maravilloso mail que un día ya lejano recibí diciéndome que si yo sonreía cambiaba la concentración de oxígeno en el aire y que eso provocaba que el sol brillara más, y que no se me olvidará nunca.

Desde hace unos días, todo el mundo me ve más feliz. Ayer me lo dijo mi padre, "estás contenta, y me alegro". Al llegar a la oficina, A. también, "¿qué te pasa que estás tan sonriente?". O., al otro lado del teléfono desde su refugio paternal, "pues sí brillas, sí" al escucharme decir que todas las estaciones del año tienen su encanto.

Son instantes, momentos. Lo de Chile también ha ayudado lo suyo (completamente cierto. Primero pensé que era una broma de algún lector. Luego lo descubrí en "El Mercurio", uno de los principales periódicos de aquel país). Y ese mensaje tan bonito de P. deseándome un año "en el que no vas a tener ni un solo resfriado, te vas a comprar una casa, tus clientes van a alucinar con tus trabajos, y un hombre inteligente y sensible se va a enamorar locamente de ti".

Teniendo a ángeles de la guarda por ahí que cuidan tan bien de mí... ¿para qué le voy a pedir yo algo al nuevo año?

... Y el primero

No me dan miedo las verdades. Me dan miedo las mentiras. Tanto que pienso que construir un mundo a base de mentiras es una mierda.
Por eso mi primer post del año es una alegoría de las verdades. Pero no sólo de las mías.

No quiero que me mientan, no quiero que me disfracen la verdad. Supongo que mentir es huir, que el mentiros@ es cobarde que no se enfrenta a su realidad, a sus miedos, a sus debilidades.
Y yo, este año, no quiero jugar a las mentiras. Quiero jugar, sí. Pero no a toda cosa. No quiero seguir tropezándome cada día con personajes de cuentos, ni con otras iniciales que sé de quien vienen. Es lo malo de ser una chica lista. Ya no me duele verlo, hoy simplemente me jode. No voy a ser espectadora. Las decisiones, ahora, que las tomen los demás.

No me gusta dejar conversaciones pendientes. Y yo siento que tengo una. Ya no tengo un pañuelo tapándome los ojos. Ahora estoy viendo y nunca se me ha dado bien lo de la gallinita ciega.

Me gusta arriesgar. Me siento viva haciéndolo. Pero de ahí a la ruleta rusa hay muchos matices. Tampoco voy a competir, no es mi estilo. Allá cada cual.

A mi primer post del año lo visto de optimismo, de alegría. También de continuidad y de ganas de seguir lo iniciado, pero sobre todo de fuerza. La que yo tengo aunque a veces me cueste encontrarla. A pesar de que las mentiras se me clavaron como dardos y me llevan de vez en cuando a un callejón de miedo, de angustia, de debilidad.
El primero es, con vuestro permiso, para brindar por mí. Pero sobre todo para que el año que ahora empezamos no me traiga ni una sola mentira más. Que me regale lo que quiera, sorpresas buenas y malas, caminos difíciles que seguir, peligros o dificultades, pero que no me enfrente a ella. Porque ya no sabré cómo ganarla.