sábado, marzo 31, 2007

Deseos

Perderme en tu respiración.
Convertirme en el sitio donde te desnudas de todos tus miedos.
Ser tu cielo, pero también tu selva.
Inventarme un desafío nuevo.
Trepar por esa estructura real que se llama tu cuerpo.
Y encontrar el hueco donde quiero permanecer.
Ser lo que tú no eres.
Darte lo que tú no tienes.
Regalarme a cambio de nada.
Quizá de un beso.

Saberme fuerte en un mundo de debilidades.
Las tuyas.
Poder ser una de ellas.
Seguir recorriendo los centímetros de tu piel.
Saboreándolos con ternura, con furia.
Mirarte y sonreírte siempre.
Bailándonos sin otra música que la que desprende mi boca.
Tocarnos para comprender que ahí empieza todo.

Bebernos sin necesidad de abrir una botella.
Ser el borde exacto de tu cordura.
Situarme en esa esquina que forma tu locura y mi cada vez más escasa sensatez.
Abrigarme de tus huracanes.
Quedarme en el puerto de los secretos que coleccionas hechos a base de papel.
Ser el deseo que convierte tu día en sol y tu noche en luna.
Ser deseo, sí.

miércoles, marzo 28, 2007

El piano

Sin duda. Aquellos fueron los días más felices de mi existencia. Yo vivía en una casa antigua, privilegiadamente situada al borde del mar. Había sido construida en el siglo XVIII, y sus actuales dueños, descendientes directos del matrimonio que la ordenó edificar, la habían convertido hacía algo menos de tres años en lo que ahora tiende a llamarse hotelito rural.

Mi habitación era una de las mejores. El azul intenso que caracteriza al Cantábrico servía de cortina y de cuadro que adorna las paredes a partes iguales. Su color, tan característico, pero también su olor, su música, o esa capacidad para convertir la calma en tragedia en apenas unos segundos, protagonizaban mi vida. Mis días, pero también mis noches.

Ella llegó un catorce de Septiembre. Despacio, sin ruido, sin aspavientos. Como llega el otoño cuando no se hace esperar.

Por eso que algunos llaman casualidades de la vida, enseguida se acercó a mi lado. Primero me observó, con una de esas miradas que lo quieren saber todo sin necesidad de decir nada. Luego me escuchó. Finalmente, sin haber oído una palabra de su boca, me acarició.

Me dejé tocar. Con cautela. Ante la mirada de los cuatro o cinco que estaban allí mismo, aunque con otras cosas más interesantes que hacer que contemplar a dos almas empujadas por el deseo.

Pasaron los primeros minutos, las primeras horas. La intimidad creció en proporción a lo solos que nos fuimos quedando en aquella habitación redonda, acristalada, asomada a un azul ahora casi negro iluminado por una lejana luz que se hacía llamar faro.
La timidez de los primeros roces convertida ahora en descaro. Olvidado lo dulce del primer encuentro, empujada por la fuerza de la pasión. La emergencia del que se sabe compatible con el de enfrente, de quien no quiere perder la oportunidad.

No hicieron falta palabras. Desde aquel primer contacto, nos reencontrábamos cada noche. A la misma hora. Cuando nos asegurábamos que el resto se había ido a dormir.
Inventando cada noche nuevas formas de ganar...

Ella se fue como llegó. Como es devorado el otoño por un invierno que no tiene facilidad para avisar.

Y hoy sigo mirando al azul Cantábrico desde esta habitación redonda en la que me sé viejo, viejo pero vivo, recordando aquellas manos largas, profundas, caprichosas, inusuales. Esas que un día detrás de otro consiguieron dar un poco de color, al fin, a mis pupilas en blanco y negro.


martes, marzo 27, 2007

No me gusta

No me gustan los moderadores de comentarios (ni la verificación de palabra, tenía que decirlo alguna vez, me pone de los nervios. Ni las personas que encima lo comentan).
No creo en las censuras.
No soy partidaria de las prohibiciones.
No me atrae coleccionar noes.
No quiero no saber.
No entiendo a aquellos que no saben querer.
No quiero jugar sólo con las reglas de los demás.
No me interesa la violencia.
No quiero hablar de fútbol (ni oír hablar, eso ya es más difícil).
No sé disimular.
No aprendo de los errores.
No tengo todo el tiempo libre que me gustaría.
No tengo tiempo que perder.
No me gustan las lentejas.
No quiero ser una más.
No pretendo ser tu dueña.
No ...

¿Quién sigue la lista?

lunes, marzo 26, 2007

domingo, marzo 25, 2007

Rara

Ayer, me decían que era valiente tener un blog tan personal como el mío. Que leyéndome se sabía si estaba contenta o triste, alegre o jodida.
Nunca he querido tener un blog que no fuera personal. Aunque en días como hoy me gustaría que fuera de política, de agricultura, de cotilleos, o incluso de fútbol (que es lo que más me horripila del mundo). Es decir, que no tuviera que escribir sobre lo que siento o cómo me siento.

Pero no me sale hablar de política desde estas líneas...

Estoy rara. Sí, de repente. Porque a poco que lo intenten, me meten en un callejón de salida.
No son agradables los domingos por la noche. Menos aún cuando, tras un fin de semana delicioso, tranquilo y feliz te encuentras con lo que no has de buscar.
Estoy haciendo un esfuerzo, sí. Y me gustaría que fuera en la dirección correcta.

Sé que hay cosas que no quiero volver a oír. Ni determinadas actitudes que no tengo por qué aguantar. Ni ciertos egoísmos que se me clavaron un día en el alma y no hay forma de sacármelos.

Me gusta mucho la gente que se acerca a mí sin precauciones, sin miedo. Sin etiquetas. Sin ases guardados en la manga. Me gusta la gente que me disfruta por lo que soy. También por lo que doy, que nunca es poco (a ver si aprendo). La gente que trabaja mi sonrisa, que me contagia la suya.

Sigo rara. Escribir no me cura. Esto nunca ha sido terapia. A veces, sí han sido gritos. Otras, palabras al oído. Provocaciones varias, que eso sí se me ha dado bien.

Hoy vuelvo descarnada.
Desde luego, estaría mejor en el cine...

viernes, marzo 23, 2007

Si fuera un verbo...

Echar de menos.


¿Alguien sabe cómo se conjuga este verbo?

miércoles, marzo 21, 2007

El cielo

Uno de los grandes triunfos a mis 35 es saber que cuento con mucha gente que me quiere.
Sí, soy de esas personas que necesitan saberse queridas. Qué le voy a hacer...
Estoy en un momento vital interesante, intenso, alerta siempre. Pero necesito echar mano constantemente de eso que me sujeta firmemente a tierra.
Mi gente, mis amigos, las personas en las que puedo confiar y que me entienden, me respetan y me esuchan.

Hoy los duendes se han juntado para hacerme sentir bien. Desde primera hora de la mañana hasta ahora que estoy a punto de echar el cierre al miércoles. De muchas maneras. De múltiples colores.

En días como hoy me descubro sabiéndome que me importa mil veces más la calidad de las caricias que la del motor del coche que me lleva y me trae, la de las palabras dichas con el corazón que la de las palabras que se lleva el viento, la de las verdades enteras que las mentiras a medias... incluso las mentiras de tres cuartos.

En noches como hoy me encantaría gritarle al mundo. Decirle aquí estoy yo, cuenta conmigo... que el paseo es mucho mejor si es compartido.

Me gusta saberme querida.
Quizá el cielo madrileño de media tarde haya servido de algo...

lunes, marzo 19, 2007

Luna





Por circunstancias de mi trabajo, hoy me ha tocado la luna.
Y me ha dado por soñar, por imaginar, por viajar a paraísos inventados. Por sentirme feliz, aunque sólo fuera un juego.
Lo malo de la felicidad es que le coges gusto. Que no se conforma con ser momentánea. Que echa raíces muy pronto.
Y hoy mi felicidad es redonda, clara, grande y luminosa.
¿A qué sabe hoy tu felicidad?


domingo, marzo 18, 2007

No lo sé.

No sé si valen más mis palabras o mis silencios. Si valgo más por lo que digo o por lo que callo.
No sé si me ganan mis sueños o mis realidades. Si soy lo que los demás ven o lo que nadie quiere ver.
La dichosa noria.

No sé si quiero o puedo. Si te quiero o me puedes.
No sé si debo o no debería.
No sé por qué estoy hoy aquí.

No sé ni por qué escribo ni a quien lo escribo.
No sé por qué sonrío cuando quiero gritar.
No sé por qué lloro si me gustaría brillar.

No lo sé.

No sé de dónde vengo pero sí a donde voy.
Me he equivocado.
Sé de donde vengo pero no a donde quiero ir.

No lo sé.

No quiero saberlo.
Me he vuelto a equivocar.
No quiero no saberlo.

¿Qué más da?

jueves, marzo 15, 2007

De compras

He oído decir que acaban de abrir una tienda nueva en NY : la "Tienda de Maridos".

Cuando las mujeres van a elegir un marido, tienen que seguir las instrucciones que se indican a la entrada:
1.- Sólo se puede visitar esta tienda una vez.
2.- Hay 6 plantas y el valor de los maridos aumenta a medida que se va subiendo de planta.
3.- Se puede elegir marido en cualquier planta o seguir subiendo a las siguientes plantas, pero NO SE PUEDE volver a bajar, excepto para salir del edificio.

Así que una mujer va a la "Tienda de Maridos" para encontrar uno.
En la primera planta, el cartel de la puerta indica: Primera Planta, estos hombres tienen trabajo.
El cartel de la segunda planta dice: Segunda planta, estos hombres tienen trabajo y adoran a los niños.
En el cartel de la tercera planta pone: Tercera planta, estos hombres tienen trabajo, adoran a los niños y son guapísimos.
'¡Vaya!' piensa la mujer, pero se siente obligada a seguir subiendo.
Va a la cuarta planta y el cartel dice: Cuarta planta, estos hombres tienen trabajo, adoran a los niños, son guapísimos y ayudan con las tareas de casa.
'¡¡Madre mía!!', exclama; '¡casi no puedo creerlo!'
Pero a pesar de ello sube a la quinta planta. En el cartel pone: Quinta Planta, estos hombres tienen trabajo, adoran a los niños, son guapísimos, ayudan en casa y son super románticos. Siente la tentación de quedarse, pero no puede resistir seguir subiendo.
Va a la sexta planta y el cartel dice: Planta Sexta, eres la visitante nº 31.456.012 de esta planta. No hay hombres en esta planta. Esta planta sólo existe como prueba de que las mujeres son imposibles de complacer. Gracias por visitar la "Tienda de Maridos".


Para evitar un conflicto de géneros, el propietario de la tienda ha abierto también una "Tienda de Esposas" justo enfrente.
Esto es lo que hay:
La primera planta tiene esposas que adoran el sexo.
En la segunda planta hay esposas que adoran el sexo y tienen dinero.

Se desconoce el contenido de la plantas 3 a 6, nunca han sido visitadas.

martes, marzo 13, 2007

Preferir

¿Qué prefieres que te llamen: guapo/a o inteligente?

¿Qué prefieres oír: que eres bueno/a o que estás bueno/a?

lunes, marzo 12, 2007

Orillas

Llevo días (qué digo días, semanas) enganchada a esta canción.
Es de esas letras que me hubiera gustado escribir a mí.
De esas letras que te abren el alma, te la diseccionan, y te la cosen con nostalgias.
Es de esas letras que te adivinan lo que tú ya sabías, pero en bonito.
Es de esas letras que voy escuchando una y otra vez de camino al trabajo, de camino a casa, de camino al camino...

"En la otra orilla"

Antes de empezar yo te perdono
en brazos de este amor
me estaba haciendo lodo.
Antes de empezar me gustaría
saber por qué este amor
se hizo pesadilla...

y si tus besos no son mi orilla
naufragaremos toda la vida.

Antes de seguir con esta historia
de todo lo mejorlo guardo en la memoria.
Antes de seguir y castigarnos
prefiero el corazónde pie que arrodillado...

y si tus besos no son mi orilla
naufragaremos toda la vida.

Antes de acabar de despedirme
tienes que saber
que no me marcho triste
que no quiero herirte aunque me pierdas
ni que me hagas daño aunque me quieras.

Y antes de seguir con desengaños
te dejo esta canción
como único legado...

que si tus besos no son mi vida
navegaremos en otra orilla
y si tus besos no son mi orilla
naufragaremos toda la vida.


Gracias Rosana.

Cuesta abajo

No dejo de sorprenderme.

Y supongo que ése es uno de mis mejores logros.

¡Feliz lunes a todos!

viernes, marzo 09, 2007

Ser mujer en Irán

Abro mi correo y me encuentro con el siguiente mensaje:


"Hola.soy zita.una mujer irani en Madrid.casi siempre leo tu blog,yo no tengo blog en spañol,poedes scribir algo,sobre la situacion de mujer en iran,porfavor? Solo para sencibilizar a tus vizitantes.algo es algo.
Gracias: zita"



La foto es esta:




Lo primero que tengo que decir es que no conozco Irán, y no me gusta hablar de las cosas que no he visto con mis propios ojos.
Por mi profesión de periodista, he tenido la suerte de viajar con mucha frecuencia. Y me he movido por varios países musulmanes, incluso por lugares bastante integristas, de alguno de los cuales he tenido que salir corriendo al ver cómo las mujeres del grupo nos tiraban piedras cuando se daban cuenta de que les estábamos grabando, concretamente a mí, que era la única mujer del equipo. En cualquier caso, esto no deja de ser una anécdota y como tal lo tomo.


Pero no conozco Irán. Ni creo que pueda hablar con mucho conocimiento, más que por las noticias o comentarios que nos llegan de allí. Sin embargo, conozco a varios iraníes (residentes y admiradores apasionados del estilo de vida español), a los cuales los identifico con una gran sonrisa y que me han hablado muy bien de su país... a pesar de los pesares.

Por tanto, prefiero hablar de mis sentimientos al ver esa foto, Zita. Primero, no me gusta la violencia. Sea cual sea, venga de donde venga. No soporto que me levanten la voz, mucho menos que alguien utilice la violencia para conseguir sus objetivos. Ahí ya cae toda la razón.

Obviamente, no me gusta que la mujer esté oprimida. Mucho menos por parte de otras mujeres. Pero como todos sabemos, en ocasiones el machismo es fomentado por las propias mujeres.
Es difícil para una mujer occidental, totalmente independiente, entender ciertas aptitudes, costumbres y tradiciones que afectan sobre todo a las mujeres musulmanas. Aunque Irán está experimentando una cierta apertura, creo que las mujeres siguen teniendo muy difícil el acceso a determinadas carreras y a puestos de trabajo. Sin embargo, más del 50% de los universitarios de allí son mujeres.

A la mujer iraní siempre la hemos visto con su velo negro, el chador, pero no está ahí el problema. Al fin y al cabo, eso no deja de ser una costumbre. El problema es lo que tapa ese velo: sus ilusiones, su deseo por progresar, por dejarse ver, sus libertades, sus gustos... Muchas mujeres iraníes han tenido que huír de su país para vivir en libertad. Y eso ya es tremendo.


Añado unas palabras de la escritora Rosa Regás, que conoce bien aquel país ya que hasta allí viajó en varias ocasiones para documentarse bien para una de sus novelas:

"Tras el velo, pues, se esconde la creencia de que en la mujer hay algo pecaminoso que hay que ocultar, una debilidad, cuanto menos, que hay que reordenar, proteger, guiar. De ahí el gesto de humildad tan bien visto, de sumisión, de aceptación de un destino impuesto como si se tratara de un ser humano de segunda categoría. Y, sin embargo, las mujeres islámicas defienden el chador como un elemento que les permite acceder a una igualdad que de otro modo no tendrían en el trabajo, y los hombres que se preocupan de este asunto dicen que en la mezquita, en el cine, las mujeres han de estar separadas de los hombres para preservar su privacidad".

Ese velo negro es hoy más que un símbolo. Hay quien ve en él una barrera, otros un muro infranqueable, una costumbre incómoda, un retroceso, una imposición, un suplicio... En cualquier caso, es una pena que haya que llevarlo por obligación.


Y ahora Zita, si quieres decirnos tú cuál es la situación a día de hoy de las mujeres en tu país...

Gracias por permitirme haberos conocido un poco mejor.

miércoles, marzo 07, 2007

Ilusiones

Buscando ilusiones.
Buscar para encontrar.
Sonrisas. Risas. Carcajadas.

Buscar atención y encontrar cariño.
Buscar sensatez y encontrar sentido común.
Buscar silencios y encontar palabras.

Me acuerdo del cuento de Pulgarcito.
Ese que iba echando migas de pan al suelo para encontrar el camino de vuelta.
Ahora soy yo la que va tirando sonrisas al suelo.
Porque pienso que bien plantadas darán su fruto.
Y me aligerarán el camino de regreso.

Reacciono.
Intento recuperarme a mí misma.
A lo que siempre he sido.
Y pienso que he sido (quiero creer que soy) de las que ríen.

¿Por qué conformarse con tan poco?
Peor aún, ¿por qué conformarse con casi nada?
No tengo respuesta, no creo que la haya.

Ilusiones.
Las busco bajo las piedras.
En las 30.000 visitas a este blog que están a punto de caer (¿hacemos una fiesta?).
En las llamadas, correos y comentarios que recibo a diario.
En el trabajo bien hecho.
En el cariño de mis amigos.
En la luz del sol que esta mañana me ha hecho soñar.
En escribir, siempre intenso, siempre sincero. A veces duro. Pero qué a gusto me siento...
En dormir con la conciencia bien tranquila.
En las rentas del fin de semana en Santander.
En la mirada puesta en otro continente, allá abajo tirando al sur.
En saber que no va conmigo ni el rencor ni la venganza.
En estrenar mis zapatillas de pádel.
En ser más buena.
Incluso en estarlo.

Ilusiones.
Buscar para encontrar.
Las busco.
Las encuentro.

martes, marzo 06, 2007

En carne viva

Me he dado cuenta de que hay una cosa peor a que descubras que las personas a las que quieres te mientan.
Que te mientan dos veces.


Me despierto antes de que suene el despertador.
No estoy durmiendo bien.
Hoy no toca atasco, voy en dirección contraria.
Decepción.
Me asalta la duda. No, ya no.
Hoy me asaltan las certezas.
Está nublado.
Claro, no hay motivos para sonreír.
Valentía.
Leo. Escribo. Leo. Escribo.
Un sueño roto.
El corazón partío, que diría Alejandro Sanz.
Mentiras como puñales.
Palabras que hieren.
Que tengas un buen día.
Estupidez.
Mi cabeza, una centrifugadora.
No me puedo concentrar.
Oigo "tienes los ojos tristes".
Lo oigo pero no lo escucho.
Es martes, y estás solo.
Nunca dije que fuera lista.
Sólo que no soy tonta.
Te gusta mi nuca.
Me gusta que te guste.
Y que miraras hacia el eclipse.
Que vieras la luna roja.
Otra vez las mentiras.
Me falta el aire.
Me faltan tantas cosas.

jueves, marzo 01, 2007

Camino


Lo importante no es la meta,
lo importante es el camino.
(Al menos, eso dicen.
Y yo, en este momento, me lo creo...)