jueves, septiembre 27, 2007

Conversaciones

- No sé qué te pasa, pero estás muy rara últimamente.
- No te entiendo.
- Rara o cursi, como prefieras.
- ¿Qué?
- No haces más que escribirme "que si te ordeno, que si te siento esponja, que si hasta el volante te recuerda, que a dónde vas, que si el menú de otoño que por cierto debe engordar una barbaridad..." Hacía mucho que no me utilizabas para lanzar esos mensajes tan... tan... mejor me callo.
- ¿Qué pasa, no tengo derecho a ponerme romántica?
- Haz lo que quieras, pero luego todo el mundo te pregunta que qué te pasa, como yo ahora.
- Eso es cierto, Verdadosa.
- Y entonces me dirás que estás harta de escuchar que si estás enamorada, que si hay alguien, que estás feliz, que estás radiante... cuando no hay nada de eso.
- Ya.
- Porque no hay nada de eso, ¿verdad?
- No, no hay nada de eso.
- ¿Estás segura?
- Sí. Segura.
- Mira si te conozco ya (dos años escribiéndome a diario son dos años. Bueno un poco más) que estoy convencida que en breve comenzarás con tus nostalgias y tus palabras agrisadas.
- Te estás pasando de lista, ¿no?
- ¿Me equivoco?
- ¿Me equivoco yo diciéndote que te estás pasando de lista?
- Oye, que aquí pregunto yo.
- No bonita, no. Aquí pregunto yo. Lo que pasa que tú eres algo así como mi portavoz.
- Otras veces me llamas tu alter ego, que parece que da más categoría... si no te importa, digo.
- Pero mi alter ego no puede ser tan... tan repelente, digo yo.
- Eso depende de cómo sea tu ego.
- Mi ego... bien, gracias. En su sitio (creo).
- Por cierto, ayer te llamaron hermética. Un compañero de trabajo.
- Sabes que no lo soy. Pero si lo soy con ellos será por algo.
- Sí, en eso tienes razón. Y mira que me jode dártela. La razón, digo.
- Oye, ¿por qué te has levantado hoy tan rebelde?
- ¿Y por qué me escribes tú últimamente con tantas palabras de algodón? Esa era mi primera pregunta al empezar el post... y a estas alturas todavía no me has contestado.
- Bueno, ya sabes que soy una hermética.
- Mentirosa.
- Verdadosa.
- Y a mucha honra. Por cierto, ¿le has planchado la camiseta?
- ¿Qué?
- Lo que oyes, bueno, lo que lees.
- No te entiendo.
- Sí, que mientras tú estás con tus cursiladas, a él le pone su camiseta. Que le inspira, vaya.
- Sigo sin entenderte.
- Esa que habías visto hace poco por la calle...
- Tienes demasiados datos de mí.
- Todos los que tú quieres darme. Ni más ni menos.
- Dar o no dar. Esa es la cuestión. Ser o no ser, que dirían algunos.
- Chica lista, tú.
- Algún día me dirás por qué.
- Oye, antes de que te vayamas, ¿vas a volver mañana?
- No lo sé. Depende.
- ¿Nos apostamos algo?
- ¿A qué?
- A que tu siguiente post será melancólico. Casi triste...
- Ahora soy yo la que me callo.
- Mejor así. Hasta mañana. ¿Alquien quiere apostar conmigo?




miércoles, septiembre 26, 2007

En todas partes

Te desayuno con prisas, no vaya a ser que te enfríes.
Te mezclo con el chocolate de los cereales, con el azúcar del café. Aún no llegas a ser empalagoso.


Te quedas durante la ducha. Y te siento esponja. En cada rincón, por todos los poros.
Te convierto también en agua, cayendo con fuerza. Intensamente.


Eres el pan caliente de la hora de comer.
Tierno y jugoso.
Imprescindible.
Generoso.


Te recuerdo en el tacto del volante, de camino a casa.
Eres ahora gasolina, fuerza, furia.
Vitamina.


Te respiro en la soledad de estas cuatro paredes.
Te sueño, te busco, te deseo, te imagino, te sorprendo.

Incluso te olvido.

lunes, septiembre 24, 2007

... sin mando

Párate.

Te lo ordeno.

Y mírame.

Sobre todo, mírame.

Aguántame la mirada, sí.

No huyas.

Sonríeme.

Ponme nerviosa.

Disfrútame.

Secuéstrame.

Sin recompensas.

Retírame.

Juégame.

Sin trampas.

Piénsame.

A gritos.

Recúbreme.

A tientas.

Rocíame.

De ti mismo.

Vacíame.

Con ganas.

Descúbreme.

Y diviérteme.

Sedúceme.

Con manos.

Con palabras.

Con sonrisas.

Con silencios.

Con caricias.

Búscame.

Ya.

Es una orden.



sábado, septiembre 22, 2007

Siguiéndote

¿A dónde vas?



jueves, septiembre 20, 2007

Menú II

Hace ya mucho tiempo, un 9 de Marzo de 2006, publiqué en forma de post el siguiente menú:

1º Plato:

Cóctel de esperanza.
Revuelto de pasión.
Sopa ilusionante.

2º Plato:

Ternura rebozada.
Besos en su jugo.
Caricias a la plancha.

Postre:

Pirámide de imaginación y toppings de fantasía.
Flan de sonrisas.
Revolvcones flambeados.


El tiempo pasa, y los sentimientos cambian.
Éste es el menú de otoño:

1º Plato:

Menestra de nostalgias.
Entremeses de miradas cruzadas.
Puré de suspiros.

2º Plato:

Suflé de piel al rojo vivo.
Silencios al vapor.
Recuerdos al pil pil.

Postre:

Macedonia de reciente de amor.
Pastelitos de palabras al oído.
Explosión en texturas de chocolate.



(Sé que no te gustará tanto, pero está dedicado a ti).

martes, septiembre 18, 2007

Sorpresas

¿Qué es una sorpresa?

Una filigrana,
un libro escondido en una estantería,
una sonrisa robada,
unas letras escritas a toda prisa en un espejo.

Una intención,
una forma de ser, y de querer.
Un oficio (el de sorprendedor),
una actitud (la de la sorprendida).

Un corta y pega muy estudiado,
mezcla de azul y negro,
simbiosis entre lo que tú eres y lo que yo doy.
Ecos del pasado, que ojalá fueran de futuro.
Esfuerzo robado al tiempo,
una mirada al fuego que un día ardió,
a los besos que esparcimos por encima del mantel.

Un misterio escondido en el sótano,
un juego cosido entre tus manos,
la magia repartida por las escaleras,
la excusa para que yo no deje de preguntar.


¿Qué es una sorpresa?
Un motivo,
en mitad de cualquier esquina,
para ser feliz.

lunes, septiembre 17, 2007

Difícil

Hay veces que nos empeñamos en lo difícil.
No sé cuánto tiene que haber de difícil para convertirse en imposible.
No sé si las personas nos diferenciamos entre los que apuestan por lo fácil y los que prefieren intentar lo difícil.
No sé quiénes son los más inteligentes en sus elecciones.


¿Qué hace una mujer de 35 con tantos recursos sola?
Esa es la pregunta difícil de la noche, contesté. Pero no tengo la respuesta.

Hoy creo (hoy siento) que he tirado por el camino de lo difícil demasiadas veces.
Y que ha llegado la hora de buscar uno mucho más sencillo.

jueves, septiembre 13, 2007

Argentina

Cuatro amigas rumbo a un país desconocido. Bueno, no tanto. Mera licencia para empezar. Muchos kilómetros por delante. Muchas más ilusiones. Ganas.

Buenos Aires-El Calafate-Ushuaia-Buenos Aires. Ese era el periplo incial. A última hora le añadimos Iguazú, ¡qué acierto!, y eso que yo era bastante reacia.

Tenía muchas ganas de hacer este viaje. Pero ahora no paro de recomendarlo a todo el mundo. Debería ser una obligación. Como mínimo, una propuesta de ley. En una de estas se lo digo a ZP (Nota de la autora: creo que es la primera vez que hablo de política y/o políticos en este blog) para que lo planteen en el Congreso: financiación del 90% del coste de los viajes a Argentina. Por lo menos, del primero.

A pesar de la grandiosidad de las Cataratas, de ese arco iris reventón y coqueto, y de haber sido capaz de quitarme los pantalones para bañarme a gusto en el río Iguazú después de hacer rafting (eso me pasa por no llevar ropa de verano), me quedo con lo vivido en la Patagonia y en Tierra de Fuego.




Con unos grampones (ellos lo llaman así, con g) que te colocan en los pies, nunca olvidaré la experiencia del trekking sobre hielo, paseando a mis anchas por encima del Perito Moreno; los despegues y aterrizajes en esos lugares tan lejanos que se convertían en tan cercanos; las montañas tan nevadas; la nieve tan seductora; los paseos en trineo; el vino caliente en mitad de la noche y de la nada; la inmensidad de los glaciares...







Estábamos muy abajo en el mapa, tanto que casi podíamos caernos. Pero me sentía tan bien... Un simple paseo por la ciudad de Ushuaia, completamente sola, es otro de mis mejores recuerdos. Dejó de llover justo en ese momento, y mientras ellas seguían con sus infatigables jornadas de compras, yo me dediqué a una de mis aficiones preferidas: la observación.




Al final pienso que el mundo es muy pequeño y que somos todos muy parecidos... por muy lejamos que vivamos los unos de los otros.

La carne, el tango, los alfajores, el frío, el sol, el agua, los glaciares, la Quilmes, las picadas, el dulce de leche... son mejores aún estando allí. Traigo las rutinas cubiertas para una temporada, la piel, los cinco sentidos...

Descubriendo mil matices diferentes en cada una de ellas, que quince días dan para mucho. Con nuestros dados como testigo, que los tiempos en los aeropuertos son muy largos y la recompensa generosa (¿quién me querrá tanto que no me ha dejado ganar ni una sola partida?).

Brindo por Argentina y por los argentinos.
Y de verdad, hacedme caso, id en cuanto podáis a conocerla.








martes, septiembre 11, 2007

Volver

Obviamente, porque es un tango.
Porque me gusta esa palabra. Tiene fuerza. Sí, a mí me gusta volver.
Lo hago una y otra vez.

Vuelvo a mi casa, a mis cotidianeidades, a este rincón. También a las rutinas.
Vuelvo a lo de siempre pero como casi nunca.
Vuelvo con las pilas cargadas, con el corazón lleno de caricias, con los ojos asombrados de tanto bonito como he visto.
Vuelvo íntegra, confiada, con esperanza. Con muchas ilusiones.

También vuelvo la cabeza atrás. Porque no habrá una tercera.
De eso estoy segura. No, no lo habrá.

Hoy he vuelto incluso a mi trabajo, después de tantos días de una maravillosa libertad casi insultante, en los que la única preocupación era ver, sentir y dejarme llevar.

Ha sido un gran verano. Me lo merecía.
Y me lo he regalado. Yo sola. A mí misma.

Como siempre por estas fechas, espero impaciente a ver caer las hojas. Ya queda menos para mi estación preferida. Pero me da pena decir adiós a las vacaciones.
Y hoy, tengo que reconocerlo.