Sin darme cuenta
Madrid se ha llenado de luces,
he vuelto a mi eterna manía de conducir con guantes desde los primeros fríos,
las compras se han envuelto de turrón
y cualquiera te vende un décimo de lotería.
Sin darme cuenta
he enterrado los miedos
y ahora convoco a los fantasmas del pasado para jugar una partida de póker.
Sin darme cuenta
imagino, sueño, sonrío
y mucho mejor, río.
Sin darme cuenta
he vuelto a apostar por lo seguro,
he olvidado lo que me hizo tan frágil,
me he sentado conmigo misma y me he preguntado qué es lo que quiero.
Sin darme cuenta
me gusta lo que veo en el espejo,
me interesa todo lo que me cuentas,
he vuelto a mis gorras de mil formas y colores.
He cantado a gritos sin darme cuenta
y he acariciado el olvido sin hacerme daño.
Sin darme cuenta soy lo que quiero,
subida a un caballo alado e imaginario que, encantado, me permite llevar las riendas.
Sin darme cuenta
he escapado de cuentos donde en vez de príncipes, había sapos.
Y más de una serpiente.
Convertida ahora en princesa que cotiza a la alza
no quiero que nadie más me arrebate mi reino
...sin darme cuenta.
He vuelto a comprar felicidades caseras
también sin darme cuenta,
a compartir fantasías, a descubrir lo que sabía pero no quería,
a intercambiar futuros,
a conquistar nuevos mundos,
a saborear otros cielos.
Sin darme cuenta
encuentro a quienes quieren responder a mis preguntas
a quienes mi felicidad sí importa
a quien sin disimulo la incrementa
a quien con descaro la fabrica
a quien se cuestiona lo que siento
y a quien abro la caja de mi pandora
porque cada vez tengo menos secretos,
menos cuidados,
menos silencios.
Sin darme cuenta es ilusión lo que ahora me llama.
Y casi sin darme cuenta
le he hecho un brindis a la vida
no por lo que fui
ni tan siquiera por lo que seré.
Simplemente por lo que soy.
Sin darme cuenta
el otoño sacude mi cara,
golpea mi alma.
Que por algo es, mi estación del año preferida.
Y sin darme cuenta hago caminos de hojas
que son, a fin de cuentas,
caminos de vida.
...