Desayuno

Hoy M. me ha preguntado si había desayunado café buen rollo con leche y galletas positivas.

La respuesta: una sonrisa.


¿A qué sabe hoy tu desayuno?

Nunca llegaron

Nunca llegaron.

Nunca volvieron a encontrarse.

Él tuvo miedo. Ella no se decidió.

Ella no lo vio claro. Él lo tuvo demasiado claro.

Se quedaron sin miradas, sin palabras y sin caricias.

Se quedaron esperando a que el tiempo pasara.

Para no aparecer.
Para no ser.

Incluso para no sentir.

Sin darse cuenta, habían consumido los sueños.

Y no lo disimularon. Ya no.

La sed agotada, bebiendo en otras fuentes.

Escapando de lo que fueron paraísos y ahora no eran más que escenarios de papel desteñidos.

Viajando por el túnel donde se olvidan las fantasías.

Recorriendo el cauce donde el calor se transforma en hielo. Del que duele más que hiela.

Estaban mayores.

No, estaban agotados.

Cualquier excusa era buena para llegar a una conclusión.

Fue la última conclusión en la que estuvieron de acuerdo.

Lo habían preparado con cuidado.

Sin embargo, nunca llegaron.

Nunca volvieron a encontrarse.

La vida

Hay días felices y días insoportables.
Hay momentos para olvidar y otros verdaderamente inolvidables.
Hay semanas que se viven intensamente y otras, largas y aburridas hasta decir basta.
Hay vidas que merece la pena vivir. Alguna que mejor ni siquiera imaginar.
Hay instantes que querrías que fueran eternos. Hay situaciones que querríamos acelerar.
Hay cuestas hacia arriba que sin querer se convierten en hacia abajo.
Hay caminos sin retorno que se transforman en otros de ida y vuelta.
Hay vacíos que se llenan sin que nadie lo haya pedido.
Hay silencios que dejan de serlo para crear sonrisas donde antes había lágrimas.
Hay besos de despedida que son más bien de encuentros.
Hay saludos de bienvenida que parecen decir adiós.

Hay días fáciles.
Otros difíciles.

Hay tantas cosas…
Así es la vida.
Todo depende.
Pero, ¿de qué depende?

De viaje

Se dice que no hay que mirar atrás.

Se dicen tantas cosas...

Los "10 pecados capitales" de los jefes

No sé que centro de estudios se ha puesto a hacer encuestas para conocer los comportamientos de los jefes que más irritan a sus colaboradores.
Según estos estudios, los peor valorados son los jefes con dificultades de comunicación, los que no escuchan, los que no motivan y los que sólo saben mandar pero no lideran.

Éstos son los resultados:

1º. No comunica con claridad los objetivos (46%).
2º. No motiva (44%).
3º. No comunica bien (32%).
4º. No escucha (32%).
5º. No lidera, sino que manda (32%).
6º. No enseña, no forma (31%).
7º. Se contradice con frecuencia (31%).
8º. Incompetencia directiva (29%).
9º. No gestiona bien su tiempo y el de sus colaboradores (28%).
10º. Se estresa con frecuencia (27%).

Todos (o casi todos) hemos tenido alguna vez algún/algunos jefe/s que, digamos… no han contribuido a nuestra felicidad y se han molestado más de la cuenta en ponernos las cosas difíciles.
Seguro que se te ocurren otros pecados capitales que no aparecen en esta lista.


Y ahora cuéntame… ¿cómo es tu jefe?

Regalo

Su piel estaba hecha de huellas.
De ecos de caricias, de palabras, de deseos.
Sus ojos están hechos de brasas que nunca se apagan.
Hay que asomarse a ellos para leer las reglas del juego.

Sus manos están hechas de miel y pomelo.
De los dulzores que han provocado sus sonrisas.
De las amarguras que consiguieron borrárselas.
Sus manos son paisajes de primavera.
Son mareas llenas de espuma.
Son los caminos que nadie se quiere perder.
Son matices.

Su cuerpo es vitamina derramada en sí misma.
Es instrumento de viento, pero también de cuerda.
Es pócima secreta encerrada en los barrotes de su fragilidad.
Su cuerpo es aurora.
Es una bombilla en medio del cielo.

Su piel, sus ojos, sus manos, su cuerpo son regalo.
De los que no hace falta desenvolver.

Las nubes de tu pelo

"No hay mejor lugar que entre las nubes de tu pelo
para revolver las drogas de los versos.
Lo mejor del sol… el brillo de la luna
que es tu corazón.
En medio del mar te sientes como en un desierto.
Primavera ven y cúrame el invierno.
Loco trovador, es tu canción desnuda
solo corazón.
Hoy me quedo en casa
lo de fuera no me interesa.
Ya saldré a dar una vuelta otro día que no llueva
¿Cuántas flores para un ramo?
¿Cuántos versos para un poema?"

(Cada día me gustas más, Fito.
Y pensar que hace un año no sabía ni quién eras...)

Proyectos

.... a corto-medio plazo. Algunos de ellos:

Viajar a Argentina (aún me quedan algunos meses, pero ya tengo el billete).
Mejorar mi revés. Tener más estrategia en el juego.
Organizar una fiesta de disfraces.
Enamorarme (¿debería ser esto un proyecto?)
Irme a la playa el próximo fin de semana.
Ser feliz (que no se me olvide).
Escribir un e-mail.
Comprar flores.
Hacer una escapada al cielo.
Pensar.
Mirarme al espejo... y sonreír.

Escribir

Me dices que últimamente no escribo tanto.
No tengo esa sensación.
Escribo casi todos los días. Siempre que puedo.

Pero me quedo pensando en lo que me dices.
Y quizá tengas razón.
Porque hay días que no encuentro las palabras que expliquen mis sentimientos.
O porque me gustaría escribir todo lo que llevo dentro pero... no llego a atreverme.
O porque ya no queda nada que decir.
O porque nadie lo entendería.
O porque tú no lo entenderías.
Tal vez porque ahora mismo no existan las palabras para definir lo que hay aquí dentro.
O como diría Fito en una de sus canciones, porque "puede que no valga la pena escribir tan lejos de la poesía".
Porque quizá ahora me apetezca más callar que hablar.
O porque me gustaría chillarlo más que hablarlo.

El otro día hablábamos de los miedos.
Tengo la suerte de encontrarme en una época sin muchos miedos en los que esconderme.
No es miedo, no.
Puede que sea simplemente incapacidad.

Resultado

Anoche, borracho, cantaba demasiado esperando furioso gozar. Hipnotizado, incrédulo, justificar kilopondio lanzado lloros mezquinos. Nadaba ocupada permaneciendo quisiera resistir simpática tendencia urbana velándote. Yo, zozobrando al buscar caminos donde encontrar fuerza, ganas. Hoy idilio Jácara kioskera leyendo misteriosos...


Está claro que no ganamos ningún premio a la narrativa, pero creo que ha merecido la pena intentarlo. En negrita he resaltado las frases que han llegado a tener cierta coherencia.

Ha sido divertido.
Gracias a todos por vuestra colaboración.
Volveremos a intentarlo.

Experimento

Hoy propongo un juego, un experimento. Como siempre, con las palabras (ya que aquí no existen ni las miradas, ni los besos, ni las pieles, ni los gestos...).

A ver si entre todos somos capaces de escribir (no sé si un cuento, al menos una frase con sentido). Cada uno debe escribir UNA SOLA PALABRA, siguiendo el orden del abecedario.

Empiezo con la a (deberéis seguir con la b, la c, la d... En el caso hipotético de llegar a la z, el siguiente debería volver a la a):

Anoche...

Descanso

Cuando menos busco...

más encuentro.

¡Qué bien sienta el Atlántico!