miércoles, septiembre 27, 2006

Elegir

¿Por qué elegir implica renunciar?


martes, septiembre 26, 2006

El mismo cepillo de ayer

Llego a casa agotada y con ganas de pocas fiestas.
Entro en el baño, con intención de ignorar al arrogante de las cedras que me mira desde la estantería de la derecha.

No me permite que lo ignore, ha vuelto a hacer de las suyas.

¡¡Se ha liado con el peine de púas anchas!! Ese que desenreda como ningún otro mis rizos. El que no le presto a nadie, que yo soy muy mía.

Supongo que la cuestión es dar la nota. Llamar la atención. ¿Qué digo? Llamar mi atención.
Los miro de un reojo que no es tal. Ahí están. Revueltos el uno con el otro, dejándose llevar por el desenfreno, la lujuria, la pasión. Supongo que lo de la compenetración entre un cepillo de dientes y un peine de púas anchas debe ser cuestión de suerte.

Podría decir algo tan manido como ¡Y yo con estos pelos! Pero no, prefiero autoconvencerme con un ¿Ves como estaba mejor encerrado bajo llave?

lunes, septiembre 25, 2006

En el baño

Hay que ver lo que da de sí un utensilio tan aparentemente inofensivo como un cepillo de dientes.

Sí, sí. No se me ha ido la pelota (aunque lo parezca).
Quizá es que no os habéis parado a pensarlo, pero un cepillo de dientes (sobre todo, cuando no es el tuyo) da mucho que pensar. Auténticos quebraderos de cabeza, diría yo.
Horas interminables de charleta ante el espejo.
Minutos de dudas, ratos de qué hago contigo.

Anoche me hubiera gustado que ese cepillo de dientes que me miraba arrogante desde su lugar de reposo habitual, hubiera tenido vida propia. Y de paso, dejarme hacer...

Ay que sí, que estoy loca.
Si estuviera enamorada podría terminar este post de la mejor manera.
Por ti.


sábado, septiembre 23, 2006

Llamadas

Sonó el teléfono. Eran las 2 de la mañana. Una hora a la que sólo te llaman cuando hay algo importante que decir.

No pensé ni en la guardia civil, ni en la agencia tributaria, ni en ningún hospital, ni en mis acreedores... ni mucho menos en Securitas Direct, a quienes ni temo ni respeto.
No entré en el baño ni cerré ninguna puerta. Así, a pecho descubierto, me limité a escuchar.


- Te quiero.

- ¿Y te has dado cuenta ahora, en medio del sueño? (Cogiendo carrerilla) Porque tú serás de los que cuando dicen Te Quiero significa Te Quiero, ¿verdad?

- Hombre, no pensarás que es que me han entrado ganas de decirle Te Quiero al aire... Es a ti a quien quiero.

- Quizá fueras de esos que se acostumbró a dormir diciéndole Te Quiero a la mujer que tenía al lado...

- A lo que me acostumbré fue a quererte a ti.

- Bueno, entonces dímelo una vez más y me volveré a dormir.

- Te Quiero. Felices Sueños.

jueves, septiembre 21, 2006

Nunca deberían serlo

"Cuando las mentiras no son imprescindibles, la vida es un logro".


Encontrado en el último Premio Planeta, "Pasiones Romanas", de María de la Pau Janer.

martes, septiembre 19, 2006

Caer

Se caen las hojas.
Los niños cuando aprenden a andar.
Se caen incluso los aviones.
Cae la noche.
Las malditas copas cuando la bandeja está muy llena.
Se caen los que tienen el valor de subirse a motos que van a más de 300 kilómetros/hora.
Cae la bolsa.
Se cae el torero ante la cara del toro.
Caen los imperios. Los pequeños, pero también los grandes.
Se caen los dientes.
También las tetas. Sí, se acaban cayendo.

Todo vale.
Todo, menos que me caiga yo.

lunes, septiembre 18, 2006

Boutique especial

Se busca una idea.
Se intercambia una ilusión.
Te compro tu sonrisa.
Te vendo mis fantasías.

Te cambio lo que más quieres por lo que más me gusta.
Dame tres gotas de amor y llévate dos raciones de pasión.

Bienvenido al todo incluido de mí misma.
Bienvenida a la sección de compra-venta de un poquito de ti.

La boutique de hoy soy esto.
Sin rebajas, ni saldos, ni chollos al por mayor.

Pero hoy estoy generosa: te regalo un trozo de mi corazón.

Y tú, ¿qué me vendes?

domingo, septiembre 17, 2006

Anónimo

Me encantan los anónimos. Me muero de curiosidad por saber quién se esconde tras la mágica palabra de anonimous, pero reconozco que me chiflan.

Está claro que en este mundo de los blogs, todos somos anónimos. Escondidos tras un pseudónimo y con una página a la que nos asomamos de vez en cuando. Con matices que llegamos a entrever entre lectura y lectura, pero anónimos al fin y al cabo.

¿Hay diferencias entre los comentarios que yo te dejo a ti si firmo como anónimo o por el contrario, elijo la palabra lunarroja? ¿Te atreves algo más si dejas tus comments con un simple anónimo?

Fascinante mundo este... ¿Exhibicionismo de uno mismo? El otro día me lo preguntaba un amigo recién incorporado al mundo del blog. Difícil respuesta.

Está claro que hay personas que se sienten más cómodas escribiendo en su blog para auténticos desconocidos (quizá yo estoy más cerca de este grupo. Apenas conocen esta página cuatro o cinco personas conocidas; y me consta que no todas lo leen); aunque también se dan casos de autores que mantienen su blog casi exclusivamente para sus amigos o personas cercanas.

Me gustan los anónimos, ya lo he dicho. Todos: los fáciles, los provocadores, los originales, los que no están de acuerdo, los que sí, los que se curran los comentarios, los que escriben sin pensar e incluso los que piensan lo que escriben.

Mi gratitud al anónimo (sea quien sea) que ayer dejó el siguiente comentario en mi post anterior. Sólo decirte que me dejaste sin palabras. Por eso hoy publico las tuyas. Gracias.


Y soñé con ella
divina, radiante, bella
pude tocarla y besarla
en verdad linda como una estrella

su pelo rubio y sedoso
parecía la noche en mis
manos
y su cuerpo una escultura
hecha por el mejor artesano

su rostro como el de una
diosa
era terso y bello
se me figuraba tener en mis
brazos
al más bello angel del cielo

y qué decir de sus ojos, boca
y demás encantos
tenía un...no se qué, y me
estaba embrujando
tanto que llegue a pensar
que en el mismo sueño estaba
soñando

quizás el mejor sueño
que jamás hubiera tenido
pues llegué a sentirme
impropio
de que estuviera conmigo

pero sé que no fue así
de eso estoy seguro
porque con su sonrisa y
mirada
de mi tristeza rompió los
muros

y en el momento más feliz
de mi sueño extasiado
volví mi cabeza para verla
y se había marchado

yo estaba preparado
presentía que se iría
porque aunque fuera un
sueño yo sabía
que en mi vida real no existe
la alegría

al despertar latía mi pecho
estaba solo y desorientado
ya que nunca había sentido
esto...
creo que estoy enamorado.

viernes, septiembre 15, 2006

Por la mañana

Son bonitas.
Nos hacen soñar.
Desde abajo, y también desde arriba.

Esta mañana me la he encontrado con forma de regalo.
No sólo me gustan a mí.

Quizá prefiero el pasillo porque me he acostumbrado a ceder la ventanilla a mis compañeros para que disfrutaran ellos.
Porque en su sonrisa estaba la mía.
Porque encontré felicidad en felicidades ajenas.
Porque no me importa renunciar, cuando la renuncia es para aumentar.
"Estamos para sumar, nunca para restar".

Yo no soy de pasar lista.
Y no me gusta que nadie pase lista para ver si están y sobre todo quién está.
Yo sé que está quien tiene que estar.

Yo estoy... hoy paseando por las nubes.



(Gracias A. No sólo por tus nubes).

martes, septiembre 12, 2006

Hoja en blanco

Una hoja en blanco y empezar... ¿Cómo empiezo hoy, cuando hay tanto que decir, tanto que callar?
Suena de fondo Bebe diciéndome que hoy voy a descubrir que el mundo es sólo para mí y que nadie puede hacerme daño. Fíjate si estoy contenta que hasta me lo creo.
Suenan en mi recuerdo algunos noes. Demasiados. Y otros síes como soles. Algún bolero con sabor a melocotón y un par de canciones a punto de nacer que no sé si veré morir.
Suena también el echarme de menos a la altura de la ingle.
Suenan teorías de círculos y espirales bien compartidas cuando menos te lo esperas.

Podría hacer un boquete entre la cabeza y el corazón para que hablaran de una vez y se dejaran de tonterías. Que me tienen frita. O disociarse para siempre de una vez. Debería llamar a mi abogado para preguntarle qué me cobra por el divorcio entre mi cabeza y mi corazón. Y sobre todo, por saber si va a ser tan expres como dicen en el telediario, que tengo entendido que luego no es tan expres como debe ser en este caso.
Un divorcio, ¡lo que me faltaba!

Lo pienso, mejor me quedo como estoy. No vaya a ser que al final la cabeza pida la custodia de mis ojos y no pueda volver a mirarte.

lunes, septiembre 11, 2006

Buscando...

"Los hombres damos amor buscando sexo y las mujeres dais sexo buscando amor".

Me lo acaba de contar un amigo y me ha dejado pensativa.

¿Estás de acuerdo?

sábado, septiembre 09, 2006

Un cuento

........................... LA SUMISIÓN

La mujer que ahora está tomando un helado de vainilla en la primera mesa de este café lo ha tenido siempre muy claro. Busca (y buscará hasta que lo encuentre) lo que ella llama un hombre de verdad, que esté por la labor, que no pierda el tiempo en detalles galantes, en gentilezas inútiles. Quiere un hombre que no preste atención a lo que ella pueda contarle, pongamos, en la mesa, mientras comen. No soporta a los hombres que intentan hacerse los comprensivos y, con cara de angelitos, le dicen que quieren compartir los problemas de ella. Quiere un hombre que no se preocupe por los sentimientos que ella pueda tener. Desde púber huyó de los pipiolos que se pasan el día hablándole de amor. ¡De amor! Quiere un hombre que nunca hable de amor, que no le diga nunca que la quiere. Le resulta ridículo, un hombre con los ojos enamorados y diciéndole: "Te quiero". Ya se lo dirá ella (y se lo dirá a menudo, porque lo querrá de veras), y cuando se lo haya dicho recibirá complacida la mirada de compasión que él le dirigirá. Ésa es la clase de hombre que quiere. Un hombre que en la cama la use como le apetezca, sin preocuparse por lo que le apetezca a ella, porque el placer de ella será el que él obtenga. Nada la saca más de quicio que uno de esos hombres que, en un momento u otro de la cópula, se interesan por si ha llegado o no al orgasmo. Eso sí: tiene que ser un hombre inteligente, que tenga éxito y con una vida propia e intensa. Que no esté pendiente de ella. Que viaje, y que (no hace falta que lo haga muy a a escondidas) tenga otras mujeres además de ella. A ella no le importa, porque ese hombre sabrá que, con una simple silbido, siempre la tendrá a sus pies para lo que quiera mandar. Porque quiere que la mande. Quiere un hombre que la meta en cintura, que la domine. Que (cuando le dé la gana) la manosee sin miramientos delante de todo el mundo. Y que, si por esas cosas de la vida ella tiene un acceso de pudor, le estampe una bofetada sin pensar si los están mirando o no. Quiere que también le pegue en casa, en parte porque le gusta (disfruta como una loca cuando le pegan) y en parte porque está convencida de que con toda esta oferta no podrá prescindir jamá de ella.

............................. QUIM MONZÓ (Ochenta y seis cuentos)



viernes, septiembre 08, 2006

Olímpica

Estoy agotada. Llevo una semana entrenando duro.
Le he dicho a mi entrenador que se relaje. Que no pretendo ser olímpica. Ni mucho menos.
Aunque para mis adentros, y a pesar de que la competencia es dura, después de estos días de rendimiento a tope tengo claro que podría hacerme con la plata. Incluso con el oro.


CATEGORÍA: Salto de obstáculos.

jueves, septiembre 07, 2006

Dudas

Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.
No.
Sí.


... ¿O es que tú siempre lo has tenido claro?

martes, septiembre 05, 2006

Brillos

En un comentario del post anterior, 33+2 dice que le encanta la primera frase. "Cuando menos te lo esperas, surgen brillos".

Lo escribí hace unas horas. Ahora debería empezar éste con un "Cuando menos te lo esperas, el cielo se nubla y no vuelves a ver el sol".

Hoy ha sido así: un día de luces y sombras. De sol y brillos; y de nubarrones que amenazan tormenta.

Creo que mi blog es sincero. Aquí habitualmente paseo desnuda, ando en zapatillas y escribo lo que en cada momento siento. Pero hay de un tema del que casi nunca hablo.
Hoy gran parte de las nubes han venido de ahí.

La persona que un día descubrió de muy mala manera este blog y que me obligó a cambiar el nombre (hace ahora un año aproximadamente) no soporta que la gente me valore.
Puede levantarse revenida y entonces darte el día. Ommmmm, me encomiendo a los dioses. Es cuestión de paciencia.
Siempre he creído que los complejos de inferioridad y los celos (también los profesionales) son requisitos que sólo le corresponden a los mediocres.

Pero la cosa, amigo mío, es mucho más fácil.
Sí, me quieren a mí. No te sorprendas. Porque lo hago bien. Para algunos, incluso muy bien. Me temo que lo sabes. Porque me implico, me apasiono, y lo disfruto. Y por muchas otras cosas más.
Y a ti, eso te debería venir más bien que mal. Deberías utilizarlo a tu favor y nunca en mi contra.


Habían sido suficientes nubes.
Eso creía. Porque el cielo me tenía reservada otras de propina. Éstas también descargaron fuerte.
Con forma de incomprensión, de frases equivocadas en su dirección, de frialdad, de mantener loqueyodigo porque yolodigo.


Me ha costado mucho escribir este post.
Creo que nunca he tardado tanto tiempo en más de un año.
No estará bien escrito ni pienso revisarlo. No hay fuerzas.
Pero no quiero dejar las zapatillas ni vestirme a toda prisa porque me miren por donde no deben.
Tengo miedo, pero lo aparto y lo dejo en una esquina hasta que me atreva a darle a "Publicar entrada".
Aquí escribo simplemente lo que me da la gana, cuando me da la gana.
No voy a disimularlo: estoy triste. Mucho.


Y efectivamente, cuando menos te lo esperas los brillos se van a tomar por culo.

Vitamina

Cuando menos te lo esperas, surgen brillos.

Y siempre hay personas que logran que sonrías.
Aunque no estén muy cerca de ti.
Aunque desconozcan la importancia de sus palabras.

Siempre es bueno que te valoren.
La mejor vitamina en una mañana que otros se empeñan en convertir en gris.
Y no me viene mal, ahora que se me han terminado esas pastillitas de hierro que tomaba cada mañana en el desayuno...

sábado, septiembre 02, 2006

Amigas

Somos amigas desde hace muchos años.
Desde que la conocí, sabía que nos llevaríamos bien. No hace falta saber mucho de quien tienes enfrente para darte cuenta enseguida de que hay complicidades por medio.

Viene a mi casa a menudo. Hay rachas en que tiene otros planes y no aparece. Ni me llama. Yo la entiendo, y por eso no la pregunto demasiado. Cuando viene para instalarse una temporada larga, reconozco que llega a agobiame. Y hay días en los que, sinceramente, no la soporto.

Últimamente no quiero cruzarme con ella. Trato de evitarla. Sí, la evito. No quiero que me mire a los ojos y me pregunte qué me pasa o cómo estoy. Las cosas, las personas, las situaciones cambian.

Y aunque seguimos siendo amigas, hoy no quiero cenar contigo, maldita soledad.