sábado, septiembre 09, 2006

Un cuento

........................... LA SUMISIÓN

La mujer que ahora está tomando un helado de vainilla en la primera mesa de este café lo ha tenido siempre muy claro. Busca (y buscará hasta que lo encuentre) lo que ella llama un hombre de verdad, que esté por la labor, que no pierda el tiempo en detalles galantes, en gentilezas inútiles. Quiere un hombre que no preste atención a lo que ella pueda contarle, pongamos, en la mesa, mientras comen. No soporta a los hombres que intentan hacerse los comprensivos y, con cara de angelitos, le dicen que quieren compartir los problemas de ella. Quiere un hombre que no se preocupe por los sentimientos que ella pueda tener. Desde púber huyó de los pipiolos que se pasan el día hablándole de amor. ¡De amor! Quiere un hombre que nunca hable de amor, que no le diga nunca que la quiere. Le resulta ridículo, un hombre con los ojos enamorados y diciéndole: "Te quiero". Ya se lo dirá ella (y se lo dirá a menudo, porque lo querrá de veras), y cuando se lo haya dicho recibirá complacida la mirada de compasión que él le dirigirá. Ésa es la clase de hombre que quiere. Un hombre que en la cama la use como le apetezca, sin preocuparse por lo que le apetezca a ella, porque el placer de ella será el que él obtenga. Nada la saca más de quicio que uno de esos hombres que, en un momento u otro de la cópula, se interesan por si ha llegado o no al orgasmo. Eso sí: tiene que ser un hombre inteligente, que tenga éxito y con una vida propia e intensa. Que no esté pendiente de ella. Que viaje, y que (no hace falta que lo haga muy a a escondidas) tenga otras mujeres además de ella. A ella no le importa, porque ese hombre sabrá que, con una simple silbido, siempre la tendrá a sus pies para lo que quiera mandar. Porque quiere que la mande. Quiere un hombre que la meta en cintura, que la domine. Que (cuando le dé la gana) la manosee sin miramientos delante de todo el mundo. Y que, si por esas cosas de la vida ella tiene un acceso de pudor, le estampe una bofetada sin pensar si los están mirando o no. Quiere que también le pegue en casa, en parte porque le gusta (disfruta como una loca cuando le pegan) y en parte porque está convencida de que con toda esta oferta no podrá prescindir jamá de ella.

............................. QUIM MONZÓ (Ochenta y seis cuentos)



9 comentarios:

Pipero dijo...

Genial como siempre Quim Monzó y su fina ironía. Es obvio que existen esas mujeres y ... también esos hombres. El problema es que a veces, ni unas ni otros reconocen que están asumiendo esos roles tan bien definidos por Monzó.

Anónimo dijo...

Por desgracia, hay muchas mujeres que vivien esto, sin desearlo. Que buscando el hombre "fuerte", se encontraron con el "hombre-muerte". Ya ves, la vida es dura, y yo, como todas, sólo quiero un hombre, perdón, un HOMBRE (http://webalia.com/EP/poesia/conocidos/0010000500100125.html)

Ya queda menos para el final del mundo :(

Anónimo dijo...

http://webalia.com/EP/poesia/
conocidos/0010000500100125.html

Rudyard Kipling

el mono azul dijo...

Mecachis!
hasta la mitad del relato sonreía, sobretodo con eso de : Le resulta ridículo, un hombre con los ojos enamorados y diciéndole: "Te quiero".

No me creo que disfrute sus palizas, cuando a un@ le pegan a mala leche no hay forma de disfrutar, tampoco creo que guste de todo lo demás. Lo que creo es que se encuentra aniquilada, manipulada, encerrada y sin salida.

Ettoretum dijo...

Pues a mi los ojos de enamorada me encantan y si me dicen te quiero , aunque no pronuncien palabra mejor, no tiene nada que ver con la ñoñería sino con expresar los sentimientos que supongo todos pensamos que es necesario.
Y sobre la sumisión que describe este relato sobran los comentarios porque es obvio que es algo muy triste, leerlo me crea cierto desasosiego y vivirlo pues tiene que ser...M U Y T R I S T E.

Mis respetos a todas las mujeres, tanto a las valientes que rompen esas cadenas como a las que no son capaces de hacerlo.

ybris dijo...

Lúcido Quim Monzó.
Y pensar que en realidad hay gente así.
Mientras las haya las demás se jugarán la vida cuando quieran ser lo que ellas no quieren.Y
mientras haya bestias con nombre de hombres.
Oportuno cuento.

Besos

Perovsquita dijo...

Al igual que el mono azul, a mi me ha pasado lo mismo.

Hasta la mitad del relato, estaba sonriendo, pero esa sonrisa se ha tornado en una especie de mueca, porque seguro que hay mujeres que viven esa vida de tu cuento...

Se olvidaron del final ese de.. y fueron felices y comieron perdices..

Anónimo dijo...

Muy punzante, tanto que duele saber que es una triste realidad vivida por muchas mujeres.
Besos

Aldebarán dijo...

Yo, hasta la mitad del relato no entendía el motivo del cuento en tu blog. Al final, me ha quedado un sabor amargo en la boca.