martes, marzo 31, 2009

Del verbo gustar

Me gusta cuando me dices,
cuando me tientas,
cuando me escuchas.

Me gustas cuando me miras sin darme cuenta,
cuando me robas suspiros,
cuando me compras un cielo para mí sola.

Me gusto cuando no espero,
no quiero
no (te) deseo.

Me gusta lo que dibujan tus ojos,
lo que dicen tus manos,
lo que respira tu boca.

Me gustas aunque no quiera,
y aunque no te quiera me gustas.
Me gustas no porque quiero
sino porque así me sale.

Me gusto entreteniéndote,
sumergiéndote en pozos sin final,
inventándome colores de fuego.
Me gusto también en calma,
transformada,
vivida,
siempre viviendo.

Me gusta el invierno en tu tejado,
el sol en tu ventana indiscreta.
Me gustan tus ojos de primavera
y, sobre todo, el otoño de tus deseos.
De esos que se caen a trozos,
de trayectoria perenne,
y de fecha que no caduca.

Me gustas cuando buceas en mi horizontal,
cuando me encuentras.
Me gustas en blanco y negro,
en el claroscuro de mi vida.

Me gusta cuando me gustas,
cuando me gusto, te gusto.

lunes, marzo 30, 2009

Somos diferentes





Pues eso.

Que es lunes, y mejor reírnos.

Por cierto..., ¿alquien se siente identificado?

sábado, marzo 28, 2009

Sin definición

Amantes: Personas que se aman.

Amigos: Personas que se quieren.

Novios: Personas que se quieren y se aman.

Tú y yo: Nada de lo anterior. Todo de lo anterior. Locura. Sueño. Dos gotas de un mismo oceáno. Dos lágrimas del mismo cielo. Tú la miga y yo la corteza. Irrealidad. O no. Un no atreverse. Demasiado cerca. Deseo. Un círculo del que no sabemos dónde empieza y dónde acaba. Retales. Una media vuelta. Un no te vayas pero no te quedes. Un quédate ahora pero márchate mañana. Secretos. Piel. Verdades. También mentiras. Extraño. Te extraño. Cuando menos me lo espero. Sorpresas. Una cita pendiente. Fantasmas. Fuerza.
Tenemos que mirárnoslo.
Doctor, ¿qué nos pasa?

jueves, marzo 26, 2009

De noche

Hay días en los que ni yo misma sé qué hacer con tantos sentimientos, con mis intensidades, con mi forma de ver lo que tengo enfrente.
Hay días en los que no sé qué astros parece que se juntan para hacerme más yo. Para volver irremediablemente a mi esencia. Parece que la vida me tiene prohibido que me olvide de lo que el espejo me muestra cada mañana al levantarme.
Respiro profundo. Ante algunas palabras, ciertas personas, correos que aún no entiendo ni quiero entender, determinadas miradas...

"Lo nuestro es de psiquiatra".
No hay quien te entienda. No hay quien nos entienda.
Pero qué importa, a quién le importa.
Niños jugando a adultos, adultos convertidos en bebés.

La vida.
Sorpresas.
Ilusiones.
Decepciones.
Fuerza.
Caminos.
Cruces.
Palabras.
Sueños.

lunes, marzo 23, 2009

Recién llegada

En aquel mar.

No lo decía como un piropo:

"Está claro que tú no eres mujer de hablar de cualquier cosa".

A ella le gustó.
Le sonrió.
... Y se fue.
...
...

lunes, marzo 16, 2009

El primer año

Dicen que el primer año de una relación es el más difícil. No estoy de acuerdo.

No sé lo que la vida nos deparará, pero soy consciente de que nuestros primeros doce meses juntos han sido maravillosos.

Sin duda nuestro amor fue todo un flechazo. Amor a primera vista. Hablo por mí.
En cuanto te vi, hace ya siete u ocho años, supe que serías para mí... que acabaríamos juntos. No fue hasta el año pasado cuando finalmente me decidí.
Te busqué por todas partes. Esta vez te busqué. No voy a negarlo. ¿Y?
Y como el que busca encuentra, te hice mío.
Reconozco que fue rápido. Y sobre todo, muy emocionante.

Aquel día de marzo de 2008 estaba más nerviosa de lo que creía. Habíamos quedado que te recogería a las cuatro de la tarde. Hoy te descubro que incluso me tomé el día libre en la oficina.
Elegí mi ropa con cuidado, yo también quería gustarte. De negro. No, de blanco. Finalmente, de rojo.
El lugar elegido: Alcalá de Henares, en medio de un polígono industrial al que ya no sabría llegar.

De camino a tu casa, recordé todo lo que me habían contado de ti: tu fuerza, tu potencia, tu saber estar, tu dominio de las situaciones, tu atractivo, tu personalidad. Eras mi héroe, y por fin te había encontrado. Sonreí al acordarme también de aquel imbécil que te criticó por tu tamaño, como si no hubiera aprendido que el tamaño no es lo más importante.

La verdad es que no me costó nada adaptarme a ti. Hoy quiero que lo sepas. Que te dominé enseguida. Que no me hizo falta aprender a quererte... porque es imposible no quererte.
Que me gustas por dentro y por fuera, por delante y por detrás, cuando vas despacio y sobre todo cuando te aceleras. Que te cuido porque realmente te lo mereces.
Y que después de haberte probado, puedes estar seguro que no te pondré los cuernos con ningún otro... de momento.

Me has ganado.
Que lo sepas.

Eres grande..., pequeño.




domingo, marzo 15, 2009

Nosotras

Regla número 1 de las amigas:

Jamás te fijes en el hombre que le gusta a una amiga tuya. Jamás.
Eso incluye no tontear, no querer ser protagonista, no tocarle, no ponerle caritas. No acosarle.

Ayer, sin quererlo, asistí perpleja a un acontecimiento de este tipo.
En ocasiones soy demasiado ácida con el género masculino, pero hoy no tengo más remedio que serlo con el femenino.
¿Dónde está la integridad?
Ser mujer incluye muchas cosas. Y últimamente veo actitudes que sin ningún género de dudas, son criticables.

Tengo asumido que ser mujer soltera en esta época es difícil. Si lo das todo, mal pero si te lo quedas, peor. Si vas muy rápido, eres algo ligera y si vas muy lento, una estrecha. Si esperas que te llamen, demasiado clásica. Si llamas tú, demasiado directa. Si haces que te importa, probablemente no consigas nada, pero si haces que no te importa, te estás haciendo la interesante.
Reconozco que andamos algo perdidas últimamente. En nuestra actitud con los hombres. Es malo generalizar, pero lo llevo viendo con bastante frecuencia, para qué negarlo. Pero el colmo es que una mujer intente quitarle el novio, ligue, futurible, presunta ilusión o lo que sea a su amiga. Teniendo amigas así, no es necesiario tener enemigas.

Me gustan mucho las mujeres firmes, las que saben lo que quieren y hasta dónde quieren llegar. Pero sobre todo, las que llegan a ese lugar sin pisar a otras mujeres, sin hacer daño a nadie, sin quedarse lo que no es suyo. Las que respetan a sus amigas y sobre todo se respetan a sí mismas.

La verdad es que estoy sorprendida. Hoy tengo la tarde escéptica en cuanto a relaciones se refiere (e incluyo todas). Y es que hay cosas que no me gustan...
Y además, no las tolero.

jueves, marzo 12, 2009

¿Acto involuntario?

Este post nace del interesante debate que se ha creado en los comentarios del anterior. A raíz de la frase del rímel de la MacLaine, y de las lágrimas que conlleva el enamorarse de un hombre casado (valdría igual con una mujer casada), el tema es si enamorarse es un acto cien por cien involuntario.

¿Por qué nos enamoramos de personas comprometidas?
¿Por qué lo hacemos de personas que no nos convienen?
¿Sería eso evitable?
¿Ese amor surge porque la persona libre lo inicia o es realmente la persona comprometida la que primero lanza el anzuelo?
¿De verdad manda la cabeza sobre el corazón en cuestiones de enamoramientos?

Sin pensarlo demasiado, yo diría que enamorarse es un acto involuntario. Mejor dicho, enamorarse de determinadas personas. Hay veces que simplemente... ocurre, y ni tú misma sabes por qué. Y cuanto más esfuerzo pones en que no, antes acaba en un sí.
Quizá de ahí el enamorarnos de personas equivocadas. ¿A quién no le ha pasado?

Claro que si me paro a pensarlo, y a mis treintaymuchos, sé que para enamorarse bien también actúa la voluntad: la buena. Y que hay veces en que hay que fiarse de la buena voluntad, y poner nuestra cabeza en la balanza.

Ahora bien, enamorarse de personas casadas o comprometidas... No creo que se trate de robar, ni de quitar nada a nadie. Para empezar, creo que en este tipo de relaciones quien da el primer paso es, en la mayoría de los casos, la persona con relación que está dispuesta a comenzar una nueva. La persona libre se deja seducir por la ocupada... y ahí nace el problema. Y para terminar, creo que cuando una persona ocupada se fija en otra es porque su relación anterior está como mínimo, en la UVI.

Me enamoré una vez de un hombre que por aquel entonces estaba casado. Pero... ¡¡se estaba separando!! Reconozco que fue él quien se fijó en mí. A mí no me gustan los casados, más que nada... porque uso rímel todas las mañanas, después de haberme rizado las pestañas. Curiosamente, esa relación se convirtió en una de las más importantes de mi vida, con uno de los hombres que más perdura en mi piel.

Pero también quiero incorporar otro matiz: ¿Qué pasa cuando la persona comprometida lo esconde? Las personas somos libres de enamorarnos, incluso... de quienes nos mienten. No todos jugamos las mismas normas, está claro. Y la cobardía se instala en muchas pieles que no se atreven o no quieren reconocer sus verdades. La persona libre se enamora de quien cree también libre, quien ha jugado a engañar..., hasta que se descubre el pastel. ¿Dónde queda el acto involuntario de enamorarse del que hablábamos en las primeras líneas?

Así que, llegado a este punto, creo que cada persona nos enamoramos a nuestra manera, que no tiene porque ser la misma. Ni yo misma me enamoro de la misma forma de distintas personas. Y mi forma, tiene más que ver con el corazón que con la cabeza. No me vale eso de "enamórate de ese que te conviene". Tampoco "olvídate de él que no te conviene".

Pero ahora no quiero ni casados ni comprometidos a escondidas, ni engaños ni dificultades. Quiero amores fáciles. Totalmente voluntarios. Y sobre todo, libres.
Será que me estoy haciendo mayor.

domingo, marzo 08, 2009

Mujeres

"He perdido mi reputación. Pero no la echo en falta"

(Mae West)
...

...



"Cuando una se enamora de un hombre casado no debería ponerse rímel".

(Shirley MacLaine, en "El apartamento")


...

"Ojalá que la espera no desgaste mis sueños"

(Marily Monroe)


...
...
...

sábado, marzo 07, 2009

Mis emociones

"Hoy brindo porque despues de esta vida separados .. haya una eternidad .. pero solo si me da la oportunidad de conocerte"
...
...

jueves, marzo 05, 2009

La mujer que necesitaba los tequieros

Había una vez una niña (bueno, para qué vamos a engañarnos... una mujer) a la que le gustaba mucho que le dijeran tequiero. Y mira tú por dónde, hoy había recibido tres tequieros. De dos amigos (sin más) y de una amiga (sin más). Por vías distintas: e-mail, de viva voz en medio de una carretera, y a través del teléfono.

Y mira tú por dónde, aquella niña (ya mujer) hoy se siente feliz.

Hay quien necesita fumar, beber, jugar, drogarse...
Cada cual con sus vicios, sus obsesiones, sus necesidades.
Ella necesita querer.
Y también sentirse querida,
saberse querida.

Hoy lo sabe así.
Y sonríe.

martes, marzo 03, 2009

La media vuelta

Divertida cena a dos bandas en un restaurante mexicano.
Había mucho de qué hablar.
Mucho que contar y también mucho que escuchar.
"No sabía que comieras tanto, R."
Y allí, entre enchiladas, tacos, totopos, quesadillas y frijoles... música en directo.

Se acercan tres mariachis por las mesas.
Los clientes les piden las canciones que quieren oír.
Mi compañero de cena me dice que elija yo.
Cuando me preguntan, no tengo ninguna duda:
"La media vuelta", por favor.



Te vas porque yo quiero que te vayas
A la hora que yo quiera te detengo
Yo sé que mi cariño te hace falta
Porque quieras o no
Yo soy tu dueño
...
Yo quiero que te vayas por el mundo
Y quiero que conozcas mucha gente
Yo quiero que te besen otros labios
Para que me compares
Hoy, como siempre
...
Si encuentras un amor que te comprenda
Y sientas que te quiera más que nadie
Entonces yo daré la media vuelta
Y me iré con el sol
Cuando muera la tarde
...
Te vas porque yo quiero que te vayas....

domingo, marzo 01, 2009

Un cuento

"Anda tía, cuéntame un cuento... Pero de los tuyos, ¿eh?"
Y me encanta, claro.
Siempre es igual: los imagino a toda velocidad, se los cuento de la mejor manera posible, y al llegar a casa los escribo haciendo todos los cambios que considero oportuno.
Y los guardo.

Para mí, es más fácil escribir con referencias a mi realidad. Y aunque siempre tiro de imaginación y fantasía, el origen de mis historias está casi siempre relacionado con las cosas que me pasan.
Y así empiezo a tirar del hilo...

Este cuento surgió de una maravillosa pregunta que le hizo la hija de un amigo mío a su papá. Me pareció sublime, con esa sensatez aplastante de muchas de las dudas que surgen en esas cabecitas de los cuatro o cinco años:



Papá, ¿por qué las mujeres tenemos mejor cara por la noche que recién levantadas?, preguntó la pequeña Lucía.
Cinco recién cumplidos. Pocos años y mucha curiosidad. La que cada instante le llevaba a hacerse las más inverosímiles preguntas. Y de paso, hacérselas al que pillara más a mano.
Hoy le había tocado a su padre.

Los segundos se hicieron eternos. No era fácil encontrar la respuesta que pudiera convencer a esa niña de mirada de océano.
Además, lo primero que le vino a la mente no era respuesta para su hija pequeña. A sus amigos les hubiera contestado que todo depende del hombre con el que esa mujer pase la noche. Respuesta invalidada. Había que buscar otra.

Tampoco era cuestión de incordiar al recién inaugurado espíritu femenino de la pequeña, así que la respuesta de la falta de maquillaje tampoco vería la luz. Demasiado cruel para una niña de cinco años que ya le había pedido a los Reyes Magos su primera caja de maquillaje, y que aunque aún escribía con torpeza, era capaz de dibujar perfectamente sus rasgos ante el espejo con esas pinturas color pastel.

Porque no han dormido bien. Era tan simple esta respuesta que también la rechazó. Sobre todo, por incredulidad. ¿Cómo decirle a quien es capaz de dormir durante más de doce horas seguidas que eso… acaba por desaparecer con los años?

A falta de respuestas, recurrió al requiebro al que todos los padres son expertos.
Pues yo te veo igual de bonita por las noches que por las mañanas. No sé por qué dices eso, Lucía.

Se quedó pensando. En cuanto se quedó solo y tuvo un minuto, cogió su móvil para llamar a su mejor amiga. Cursiva


Hola querida. Pregunta de urgencia: ¿Tú eres de las que piensan que las mujeres tenéis mejor cara por la tarde o por la noche que recién levantadas?

Pues claro... No es muy difícil darse cuenta.

La rotundidad y la rapidez en la respuesta de su amiga le dejó de piedra. Pero había encontrado la horma de su zapato.

Y, ¿tú sabrías decirme por qué?

Pues sí, sabría... Pero no pienso decírtelo. Oía reír a su amiga. No creo que sea bueno que los hombres conozcáis todos los secretos de las mujeres. Pero, ¿sabes una cosa? Hay mañanas en las que me despierto radiante, todo depende ya no te diría tanto de dónde he pasado la noche sino de con quién... y sobre todo (seguía riendo), cómo. Y mucho me temo que la huella de la pasión no dura eternamente en mi rostro. Así que... cambio la respuesta: depende del día.

Mejor dicho, de la noche.




(Dedicado a todos mis amigos papis que se enfrentan a diario a las preguntas impredecibles de sus pequeños.
En especial, a esos papis que no ven tanto a sus hijos como querrían, y que luchan por demostrar que la paternidad es mucho más que un fin de semana alterno).