domingo, diciembre 14, 2008

Siroco

Había comenzado a sonreír. Después de tanto tiempo en el que los ojos se le habían acostumbrado a un exceso de lágrimas.
Nunca había creído en los milagros, pero esta vez entendió que existe una diosa llamada fortuna y que por fin los dioses le concedieron un trato de favor.

Poco a poco, sin darse cuenta, fue abandonado los miedos, las incertidumbres. Se fue acostumbrando a sonreírse cada vez que se miraba en el espejo, a sonreírle al viento, a sonreírle a todos, hasta a su propia sombra.

Fue, primero, como un siroco; lo más parecido a una dulce ráfaga de viento de primavera. Más tarde cogió la fuerza de un huracán. Llevándose por delante desgastes y soledades. Las ojeras eran ahora de felicidad. De horas negadas al sueño en favor de eso que enseguida llamaron magia. Porque la magia existe y estaba más cerca de lo que creía. Tiempo de amaneceres infinitos, de secretos al oído, de tatuarse la piel, de corazones pintados en la pared, de cuentos con final feliz.

Pero lo que ella no sabía es que los huracanes acaban convirtiéndose en tornados. Más pronto de lo que quería y mucho más de lo que se hubiera imaginado, las fuerzas de la naturaleza se volvieron en su contra. Y otra vez sintió cómo la estructura que la sujetaba al suelo salía volando dejándola desnuda, asustada, patas arriba. Con miedo.
Otra vez.

Ahora sabe que los sueños, de vez en cuando, se cumplen.
Pero que las pesadillas no tardan en aparecer.
Y cada día al despertarse no quiere dejar de pensar cómo volver a que su sueño se haga realidad. Porque un tornado, al fin y al cabo, acaba desapareciendo.
Y tras la tormenta siempre llega la calma.
Al menos, eso dicen.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

ESPERO QUE LA CALMA ALUMBRE TUS SUEÑOS.

BUENAS NOCHES.

ANONIMO

Lunarroja dijo...

Gracias ANÓNIMO.

Anónimo dijo...

Tenemos que estar pertrechados para afrontar huracanes, tornados, tormentas de arena, lluvia, calor sofocante y hasta pesadillas. La mochila pesa mucho pero hay que llevar de todo.

El búho rojo dijo...

Tras las noches de intensas tormentas, los amaneceres suelen ser tremendamente agradables... aunque todo en nuestro entorno esté roto, siempre el sol tiene un brillo que es mágico...

Llegarán tardes de suave lluvia y días de cálido sol...

Un beso

belona dijo...

¿Sabes? yo no disfruto de las rachas maravillosas porque siempre pienso que detrás de una buena racha, viene un tornado.
Pero también es cierto que siempre vienen momentos más o menos largos de los que se puede disfrutar... ¿cuanto? pues lo que duren!!!!!

JuanMa dijo...

Me alegra que a pesar de todo seas capaz de guardar un buen recuerdo.

Ojalá más sueños se cumplan, y sean más duraderos (pero igual de mágicos).

Besos que se lleve el viento.

nancicomansi dijo...

Si llega, si...
Estos vaivenes y cambios cíclicos son un poco agotadores, pero cada vez te fortalecen un poco más...
Que no son en vano, vamos...

Un besazo.

belona dijo...

¿Qué tal estás hoy? ¿stá amaneciendo un poquito?

Javier Molina dijo...

En el terreno del amor, tormentas y periodos de calma alimentan la rueda que nos hace girar, y desear seguir amando.

Ahora, en otros terrenos, sus efectos son devastadores. En el laboral, en el familiar... espero que tus tormentas, si las hay, sean sólo sentimentales, lo cual mantiene esa intensidad necesaria para vivir con ilusión.

En cuanto al temporal de nieve de estos días, ya está remitiendo y el fin de semana será de sol y altas temperaturas. Muy propicio para el amor...

Anónimo dijo...

QUE ESTA PASANDO?

AQUI ESTAMOS ESPERANDO.

ANONIMO.

ybris dijo...

Recuerdas con precisión.
En medio de la meteorología cambiante de la vida arrastrada por el tiempo se suceden las tormentas y las bonanzas.
Tras las unas vienen las otras.
Hay quien sabe poner el paréntesis siempre en las tormentas y la vida en la calma.
Creo que tú eres una de ellas.

Besos.