De color de rosa

No sé si es mi particular revolución hormonal. O la lluvia de Madrid, que tanto me gusta detrás del cristal.
Pudiera ser el eco de la maravillosa conversación de ayer con dos compañeros de trabajo. Tal vez vuestros comentarios, vitamina para mi no siempre biencuidado yo.
Quizá el sentirme especialmente querida últimamente. Por mucha gente. O mejor aún, por todo junto.

El caso es que se me ha metido dentro un nosequé que me ha teñido de rosa la mirada. La de los ojos pero también la del corazón.

Clinicamente se denomina encharcamiento de pulmones. De los buenos, claro. Y la receta, no dejar de disfrutarlo. Seguir respirando.

Siempre he dicho que mi objetivo vital era ser feliz. Aunque sea una tontería. Por eso, ahora que me muevo en un universo de tranquilidad y alegría, me doy cuenta que la felicidad no empieza mañana, que no hay que abrir la puerta para recibirla porque ella sola es capaz de colarse por las rendijas más insospechadas.

Son momentos. Ratitos.
Aún tengo la asignatura pendiente de pensarlo todo tanto. De darle tantas vueltas a estas idas y venidas. A mí misma.


... Por cierto, ahora que veo que tantas personas cierran sus blogs, no tengo más que reconocer en voz alta que es una delicia llegar a casa en medio de una inusual tormenta a primera hora de la tarde, y encontrarse con pequeños tesoros como los que he leído.
Ojalá esta página me acompañe por muchos años.
... Es un motivo más para dar intensidad al color de mi mirar.