Pocas cosas tan reconfortantes como reconciliarse con la gente a la que quieres.
La sensación de que las aguas vuelvan a su cauce.
La intención de que no vuelvan a salirse.
El deseo de ser capaz de quedarme en mi silla cuando me digan no.
De no acercarme cuando no me lo pidan.
De no ser insistente.
De no hacer demasiadas preguntas.
De no creerme todo lo que me dicen.
De no rechazar el contacto físico.
Pocas cosas tan bonitas como la conversación telefónica a media tarde con los piés metidos en el serrín que ensuaciaba la moqueta recién estrenada.
Creo que hoy dormiré un poco mejor.
¿Qué te quita a ti el sueño?
viernes, junio 24, 2005
Me alegro
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