Aún a riesgo de pisarle el post a un amigo que no se merece que le pise nada, hoy me he sorprendido con un momento muy yo. "Yo soy madura desde que nací". Me ha salido tal cual, oye, que ya tiene mérito...
Estoy acostumbrada a escuchar a mi hermana decir que la madurez no sirva para nada, que es más divertido vivir bajo el síndrome de Peter Pan y que uno se lo pasa mejor.
Yo no me siento particularmente a gusto entre actitudes inmaduras pero creo que, como he dicho en ese momento tan surrealista y tan mío, esto viene marcado desde el nacimiento.
Si mi hermana leyera esto que ahora escribo volvería a reírse de mí: "¿De qué te sirve ser madura? ¿Por qué te gusta serlo? ¿De verdad crees que lo eres?"
Preguntas que nunca he sabido responder. Como cualquier verdad absoluta: se es pero no se sabe ni por qué ni para qué.
Reflexiono aquí y ahora: ¿sirve para algo ser maduro/a? Porque todos tenemos en la memoria anécdotas divertidas y hasta absurdas provocadas por cualquier inmadurez. Yo, la última que recuerdo es la de una persona pidiéndome perdón por algo sucedido hace ocho años diciéndome para más inri que después de eso ya se podía morir tranquila.
Desde luego, la inmadurez está muy cerca de la tontería más ilimitada.
De todas formas, he de reconocer que la inmadurez tiene su parte amable, y eso lo saben bien los que conviven con ella. No más pistas.
En el mundo de las frutas ser maduro o inmaduro se nota hasta en el precio. En el mundo de las personas, deberían advertirlo en el carné de identidad.
¿Alguien me cuenta su mayor escena de inmadurez?
viernes, julio 08, 2005
Madurez
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