Regalar es todo un arte, y los buenos "regaladores" existen. Pertenecen a ese original gremio de quienes se interesan por los otros, preocupándose por los gustos ajenos y olvidando los suyos propios a la hora de hacer un regalo.
Por mi vida han pasado de todos los tipos. Desde aquel a quien no le gustaba regalar (creo que le gustaba menos aún ser regalado) hasta aquel otro que hacía de los regalos una auténtica fiesta diaria, superándose día a día.
La gente original lo es por naturaleza, y eso se refleja claramente en los regalos que hacen.
Las situaciones más esperpénticas que he vivido en torno a los regalos tenían que ver con aquella familia tan rara que primero se daban los tiques y luego el regalo. Tampoco me gustan los cumpleaños de los peques de ahora, celebrados en esos horrorosos centros de ocio llenos de bolas con un olor característico, en los que según entras te dan un saco para que metas todos los regalos que al festejado le dan sus amiguitos para que ya en casa se entretenga abriendo quince regalos juntos, sin ánimo ya para disfrutar de todos ellos y negando al resto ver su cara de alucinación.
Me gustan los regalos con sorpresa. Cuando menos te los esperas.
Pero lo que de menos me gusta es no acertar con los regalos que hago. Tengo a medio Madrid buscando una cosa que no encuentro por ningún lado y el tiempo se me acaba. Tendré que buscar alternativas, aunque no había contado con ello.
Tampoco estuve el otro día muy acertada con un libro recién recomendado. A veces creo que no hay que fiarse de lo que te digan, cuando de determinados regalos se trata...
¿Qué te gusta regalar/que te regalen?
viernes, agosto 05, 2005
Regalos
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2 comentarios:
Creo necesario que en el regalo quede atrapada una parte de quien regala. Me gusta que me regalen trocitos de persona (es un decir, tú ya me entiendes). El continente es lo de menos si el contenido establece línea directa con quien nos lanza el cable, entrega la flor, rompe el molde de la cosa regalada.
En mi papel de regalador voy a lo casero. Regalo un poemita sepultado en una enorme caja de cartón, o compro un tarro y lo lleno de galletas, o... tampoco es cuestión de desvelarlo todo a la primera de cambio.
En todo caso, lo que sí pienso es regalarte más de un comentario, luna lunera.
Tienes mucha razón, una palabra es, casi siempre, el mejor regalo.
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