domingo, julio 24, 2005

Reaparecido

No sé si será cosa de los astros o qué, pero lo cierto es que llevo una racha inmersa en una serie de circunstancias extrañas pero muy apasionantes en lo que a mi vida personal se refiere.
Y esta tarde, en esa línea tan curiosa, ha vuelto a ocurrir algo inesperado, esta vez con forma de llamada telefónica.

Fue durante más de cuatro años mi mejor amigo. El Mejor. Así, con mayúsculas. Hacía más de un año y medio que ni oía su voz. Y esta tarde me ha llamado.
Lo ha hecho como si nada, como si todo estuviera igual. Para tomer un café, por ejemplo.
Mientras hablaba con él, y con M. como testigo, me he sorprendido a mí misma por cómo se me rompía la voz mientras notaba que un par de lágrimas mojaban mi cara.
Es curioso que no estuviera a mi lado cuando más le necesité y que en cambio, en el instante en que él daba un portazo a su puerta, quisiera contármelo para que yo le comprendiera y le brindara mi cariño. ¿Por qué?
Hoy por hoy, creo que es muy difícil reencontrarme con la que fue una amistad maravillosa y descarada porque él me trae información de un capítulo que quise cerrar. Porque me cuenta cosas que no quiero saber.

La llamada del que fue durante más de cuatro años mi mejor amigo me ha desequilibrado, que es lo peor que me puede pasar. Pero tengo un dilema: no soy nada rencorosa y el cariño verdadero no se olvida tan fácilmente. En el fondo, me desagrada no estar cuando la gente me reclama; y hoy noto que le he fallado. A pesar de todo.

Los dos hemos nacido el mismo día. Un día que a mi me parece que tiene mucha magia: un 25 de diciembre. Y desde que nos vimos por primera vez, en un portal madrileño, surgió una química especial. Fue a mí, y no a él, a quien contó su intimidad más oculta hasta aquel momento. Y a partir de entonces, necesitamos contárnoslo todo. TODO. Lo que jamás le conté a nadie.
Trabajamos juntos, convivimos en muchas ocasiones, reímos, lloramos... Nos quisimos de verdad.

Ocurrió. A mi dolor de romper lo que no tenía arreglo, uní la de ver cómo desaparecía de mi vida. Sin explicaciones. Hoy me ha llamado, quiere verme. ¿Qué hago?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pues parece claro, mandarle a la porra!!!!!

Anónimo dijo...

hmmmmmm.... puedo imaginar como te encuentras en estos momentos!!!!!!