Un viaje de trabajo me ha llevado durante tres días lejos de mi blog, de mi casa y de mis cosas.
Lo bueno de mis viajes de trabajo es que conoces a gente nueva, a veces muy diferente a ti, otras con relativas semejanzas.
En este caso, ya me lo habían advertido: "Cuidado porque tienen su peligro. No te vas a sentir a gusto. No son de los tuyos".
De unos me dijeron que eran unos guarros, que olían mal, y que siempre estaban chillando.
De las otras que estaban tremendamente gordas, que estaban obsesionadas con la hierba que consumían, y que todo parecía indicar que tenían unos cuernos que no cabían por las paredes.
Al final, la cosa no ha ido tan mal. Sin que sirva de precedente, se han portado bien. Y he disfrutado de unos y de otras.
Estos son los que no paraban de chillar.
Ésta, la de los cuernos.
2 comentarios:
jajaja menos mal que has puesto sus fotos pq yo ya estaba imaginando quién sería quién...
Besos
PD: se que he sido muy discreta y breve contestando pero no podía permitirme más indiscreciones :))
Mas besos
jajajajajaja...
Y soñar que todo lo soñamos despiertos. Y pensar que las mejores horas son las despiertas.
Beso.
Publicar un comentario